CAP IX: Clock's ticking

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El silencio estaba matándome

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El silencio estaba matándome. Hacía unos instantes los hermanos habían discutido fuertemente, fue la primera vez que los vi así. Ran estaba molesto con Rin por contarme lo de Midori, le reclamó que no era necesario preocuparme con esas cosas. Rin le dijo que tenía derecho a saber la verdad. Por un momento la cosa se puso tan tensa que pensé que se agarrarían a golpes entre ellos, pero felizmente no fue así. Ran le contó lo que pasó con Reaper y Rin se quedó pálido, se desplomó en el sofá. Y así terminamos todos sentados en la sala mirando al vacío sopesando cada uno nuestras opciones.

—Al final de cuentas el trato no es tan malo—habló Rin por fin.

—¿Qué carajos dices Rin? No somos sicarios, además recuerda que para bien o para mal Midori nos salvó de las calles...

—Sí, pero a qué costo—respondió Rin a secas.

Ran se quedó mudo, sabía que su hermano tenía razón.

—¿Podemos confiar en que Reaper cumplirá con todo lo que prometió? — pregunté de pronto.

—Es arriesgado, los criminales no son de fiar—dijo Ran.

—Pero dio a entender que si no lo hacíamos se volvería nuestro peor enemigo ¡Mira lo que le hicieron a mamá! Ella aún está muy asustada, no entiende qué está pasando. Ella también corre peligro.

—Es cierto, si no accedemos no tendrán piedad con nosotros, estamos acorralados. Además, lo de los testigos para el juicio es precisamente lo que necesitamos Ran, si Reaper puede ayudarnos con eso ya estamos ganando demasiado. No tenemos más pruebas de tu inocencia ¿Recuerdas? — Rin estaba a punto de morderse las uñas por la desesperación.

—¿Y qué vamos a decirle a Sato-san? "Oye no te molestes en ayudarnos, somos criminales de nuevo"?

—No tiene que saberlo—susurré.

—¿Eres consciente de lo que significa matar a alguien, Misato? —preguntó Ran mirándome fijamente.

—Sí, lo tengo claro. Sobre todo si se trata de una escoria como Midori. Prostitución, drogas, licor de contrabando ¿Qué más no me han contado sobre esa mujer? — dije alzando la voz molesta.

Ambos guardaron silencio. Estaba claro que todo eso era sólo la punta del iceberg.

—No podemos confiar en Reaper al cien por ciento tampoco, así que nos quedamos con Sato-san para el juicio y lo que logre conseguir—dijo Rin finalmente.

—¿Cómo crees que se sentirá si descubre lo que vamos a hacer? — preguntó Ran.

—Reaper te dio su palabra, no quedarán rastros, los únicos que lo sabrán seremos nosotros tres.

—En verdad espero que Reaper sea un hombre de palabra.

—¿Entonces cuál es nuestra respuesta?

La mañana siguiente decidimos pasar a buscar a Alia, ella podría ser un testigo extra para el caso. Estuvo conmigo antes de lo sucedido y sabía muy bien que en ese entonces Ran y yo aún no estábamos saliendo. Sabía que Alia frecuentaba una tienda de mascotas cercana a la escuela para comprar comida para su gato, cuando me acercaba a la puerta del local me topé con un rostro familiar.

ECHO- Ran Haitani  - EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora