El ambiente en el apartamento Haitani estaba enrarecido de pronto. Mamá y yo sentadas a la pequeña mesa de centro de la sala, era una imagen que definitivamente jamás había contemplado como posible. Ran volvió a nosotras trayendo tres platos y tres pares de palillos. Mamá apareció en el lugar trayendo comida hecha en casa. Entró reticente tras la invitación de Ran y sin decir nada tomó asiento a la mesa. Ran se sentó a mi lado, ambos no sabíamos cómo actuar en ese preciso momento. Mamá fue la primera en hablar, por fortuna.
—¿Estás bien Misato? — preguntó con sus grandes ojos marrones llorosos.
—Sí, mamá. Estoy bien ¿Cómo está papá?— pregunté.
Mamá desvió la mirada y se quedó cabizbaja. Lo más probable era que mi padre le habría regañado y culpado por lo que pasó.
—Se fue unos días con su familia a Nagoya— respondió al fin.
—¿En verdad no quiere que vuelva a casa?
Ella asintió.
—Pero voy a intentar convencerlo, todo volverá a estar bien...
Tomé sus manos, para intentar calmarla.
—Por favor mamá no te aflijas, odio cuando papá se la toma contigo.
Mamá se sorbió la nariz y contuvo el llanto al reparar en que no estábamos solas. Ran nos observaba afligido.
—La comida está deliciosa señora Kento— dijo.
Mamá sonrió un poco.
—Gracias, pensé que tendrían hambre y bueno, como estoy sola en casa sobró mucha comida.
—Gracias señora Kento— agregó Ran con absoluta seriedad, me sorprendió lo diplomático que se veía en ese momento.
—Entonces tú eres Ran, el mayor—le dijo.
—Así es señora.
—Y ¿Dónde está tu hermano?— preguntó mamá curiosa.
—Salió por unos asuntos de trabajo, no debe tardar.
—Ran, ¿En qué trabajas?
—¡Mamá!— le regañé en un voz baja, no quería que atacara a Ran con tantas preguntas.
—Soy vigilante en un negocio por las noches señora, mi hermano y yo intercambiamos turnos.
Ran hizo sonar su trabajo como lo más decente y normal del mundo.
—Ya veo. Si el padre de Misato no le permite volver a casa, quizás ella necesite un empleo. ¿Le ayudarás a conseguir uno? Quizás en el mismo lugar que tú, así puedes cuidarla.
¿Trabajar en la Speakeasy? Sí, claro, tenía dotes de bailarina exótica naturales. Mamá no tenía idea de lo que pedía. La mirada de Ran se ensombreció de pronto ante su pedido.
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ECHO- Ran Haitani - Español
RomanceA primera impresión sentí miedo, pero el chico de las trenzas y ojos perezosos se convertiría en mi héroe y mucho más. Ya no podía imaginar una vida sin Ran Haitani a mi lado, sin sus besos y sus caricias. Aunque el universo conspirara en nuestra c...