𝐈𝐈

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Con pasos apresurados se dirigía a la oficina principal, a medida que avanzaba sus jadeos se intensificaban, no era fácil lidiar con tanto estrés.

—¡Permiso por favor! —exclamó intentando mantener la calma, los hombres que obstaculizaban el paso simplemente la ignoraron y continuaron hablando. Molesta infló el pecho apretando las carpetas amarillas en sus manos y se abrió paso entre ellos.

—¡Oye! ¡Ten más cuidado! —arrugó la nariz, molesto.

Agitando su cabello indignada decidió ignóralos y continuar con lo suyo, si T/N estaba segura de algo era que pelear con esos estúpidos pasantes no le traería nada bueno, solo un posible regaño de su superior y ya estaba lo suficientemente ajetreada como para buscar aún más problema.

Corrió hacia el pasillo izquierdo para tomar el elevador lo menos que quería era llegar aún más tarde. Al girar sobre sus pies para entrar a el cubículo este ya estaba cerrando sus puertas.

Abrió los ojos y comenzó a correr.— ¡E-esperen! —Una mujer de cabellos castaños y ojos violetas claros al verla se compadeció y colocó su mano sobre la puerta impidiendo que se cerrarán, entró jadeando y con una leve sonrisa la miro.— m-muchas gracias, de verdad.

—No hay de que, ¿A qué piso vas?

—Al piso 04, por favor.

Asintió y presionó el botón, la T/C suspiro aliviada la música y el aire acondicionado la relajó por unos momentos, había estado tan ocupada que no había desayunado. Dios, podría desmayarse en cualquier momento. La campanita le indico que había llegado a su destino, se despidió de la mujer y continúo con lo suyo, ahora un poco más calmada que antes.

Al estar enfrente de la puerta blanca con acabados verdes respiro hondo, tocó la madera con la punta de su zapato pues si estiraba la mano estaba segura que los papeles se le caerían.

—Adelante.

Frunció la boca ¿Cómo abriría? Miró por todos lados intentando encontrar a un compañero que la ayudase pero no había nadie cerca, respiro y giró su cuerpo golpeando levemente el marco con su cintura, logrando abrir la puerta.

—Lamento la tardanza señor, había mucho tráfico.

El pelinegro la juzgo con la mirada, era alguien sumamente estricto. Negó con la cabeza rodando los ojos.— ¿Trajiste lo que te pedí, T/N?

—Si señor, aquí están todas las confirmaciones al evento. Con permiso —dejo las carpetas sobre el escritorio.— me han informado que todos los invitados asistiran al baile, incluído el alcalde y su familia.

—Esto es algo de suma importancia para el hospital, tu y tus compañeros deben comportarse para la ocasión ¿Entiendes? —asintio.— Bien. ¿Tienes algún vestido para la ocasión?

—Si.

—De acuerdo, pero hay un detalle que me preocupa.

—¿Cual? ¿Deseé que lo ayude en eso?

—T/N, ¿Sabes bailar? —Abrió los ojos y pestañó varias veces, avergonzada bajó la cabeza y negó.

El heterocromatico masajeo el puente de su nariz. —escucha, sabía que esto era una posibilidad así que alguien te enseñará, dentro de dos horas debes ir al palacio allí te esperara el chico que te ayudará, además debes pasar antes por el ayuntamiento para que te brinden la información necesaria del lugar en dónde se llevará acabo el evento. Tienes que estudiar y saber la historia del lugar, habrán personas que preguntaran sobre su historia, no podemos defraudarlos ¿Captas?

—Si señor, intentaré hacer lo mejor que pueda.

—Bien, retírate. —giró sobre sus talones y justo cuando estaba por abrir la puerta la voz del hombre la detuvo. —una cosa más, el evento se llevará acabo mañana.

El castillo de los Diez príncipes | KaigakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora