𝐕𝐈

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Respiraba con dificultad sin quitar aún la mano de su pecho, podía sentir como gotas frías de sudor descendían por su espalda. ¿Cuando llegó? ¿Que estaba haciendo allí?

Un tanto extrañado por su comportamiento ladeó la cabeza examinandola de arriba a abajo, incluso se había puesto pálida.- ¿Te sucede algo?

Abrió levemente la boca pero al hacerlo su labio inferior tembló, apretó la mandíbula y respiro hondo intentando calmarse, no podía perder la cordura tan fácilmente. Carraspeó y alzo la cabeza, simulando que nada de eso había pasado.

-¿Q-que estás haciendo aquí? -preguntó cruzandose de brazos con una mirada altanera intentando parecer ruda, cuando enrealidad sentía que en cualquier momento se orínaria del susto.

-Yo debería preguntar eso, ¿Sabes?

Pestañó dos veces seguidas, tenía un buen punto. Estaba a punto de replicar cuando su mirada se cruzó con la suya, apartó la vista inmediatamente sintiendo como su estómago se revolvia.

-¿P-puedo? -pregunto asustada. El pelinegro la miro sin entender a qué se refería. Con vergüenza dió un paso al frente y levanto su mano, dejándola reposar sobre su pecho.-¿De verdad... eres real?-murmuró asombrada, comenzado a dar leves toquesitos sobre sus pectorales.

-¿Podrías dejar de tocarme? -preguntó sutilmente molesto. T/N aparto la mano rápidamente sonriendo nerviosa con sus mejillas sonrojadas.

El varón puso los ojos en blanco y dió media vuelta comenzando a caminar.

Lo miró con atención, tenía un porte muy elegante. Mordió el interior de su mejilla al verle alejarse, no estaba segura si realmente era el noveno principe o solamente era un chico común y corriente, es decir apenas y habían cruzado un par de palabras.

Lo pensó un momento, sería imposible que fuera ese desdichado príncipe, había bailado con él e incluso tocó su cuerpo. Nunca había visto un fantasma pero según relatos que oyó durante su infancia, los espíritus jamás podían hacer contacto directo con los vivos, solo poseían la capacidad de mover alguno que otro objeto. Y viendolo desde un punto de vista más realista, ¿Cuantas posibilidades habían de cruzarte con alguien que había dejado este mundo hace más de 200 años? Si le comentara eso a alguien seguramente la mandarían a un psiquiátrico.

Sacudió la cabeza librandose de esos fantaseosos pensamientos, quizás y estaba dándole muchas vueltas al asunto. Existía la posibilidad de trabajará del lugar, eso explicaría el porque rondaba por ahí con tanta libertad.

Fijó su mirada en su espalda, con todo el valor posible inhaló hondo y grito;

-¡Es... E-espera, no te vayas! -detuvo su paso para verle por encima de su hombro. Apuño las palmas, sentía mucho miedo pero no podía simplemente dejar escapar la oportunidad.- ¿Por qué ayer desapareciste?

Giró por completo su cuerpo.- ¿De verdad quieres saberlo? -asintió.- ven conmigo. -Retomó su caminata, sin darle oportunidad de responder.

Entreabrió los labios y comenzó a caminar rapidamente hacía él, no quería perderlo de vista. Sin embargo, un repentino jalón en su mano le hizo perder levemente el equilibrio.

-¡Ganamos, no nos encontraste! -canturreo feliz, Kiriya. Las gemelas sonreian asintiendo con la cabeza.- ¿Jugamos de nuevo?

Pestañó confundida, pero rápidamente cambio su expresión de extrañes por una juguetona-¡Cielos, son buenísimos para esconderse! -la verdad ni siquiera recordaba el juego.

-¿Que estabas haciendo aquí sola? ¿Te perdiste? -preguntó con inocencia una de las niñas, el pequeño estaba apunto de preguntar algo pero una silueta en las espaldas de la joven llamó su atención, ladeó la cabeza para saber que era y al hacerlo sonrió pícaro, confundiendola.

-Creo que la señorita jugará con nosotros después, busquemos a los demás para continuar. -las niñas asintieron y se despidieron con la mano antes de comenzar a correr. Kiriya le miró una última vez, sonrió guiñándole el ojo.- Suerte... -murmuro con una sonrisita, comenzando a correr tras sus hermanas.

Retomó rápidamente la compostura girando sobre sus talones, pensando que tal vez él estaría ahí, pero el lugar estaba vacío. Preocupada sujetó la parte baja de su vestido y comenzó a correr en la dirección en la que había estado. Con la respiración agitada miraba de un lado a otro intentando encontrarlo, tras caminar unos minutos le vió, recostado en una pared.

-No creí que vendrías, por un momento pensé que te quedarías con tus hermanos. -comentó con tranquilidad.

-Oh... Eso... no son mis hermanos enrealidad son unos amiguitos.

-Ya veo.

Dudosa, preguntó.

-¿Tu... tienes hermanos?

Él se tenso, pero rápidamente retomó la compostura para mirar por entre los vidrios de una inmensa ventana.

-Quizás. -respondió arisco.

Apenó su mirada, podía sentir el dolor e incomodidad en sus palabras, parecía ser una persona muy callada. Con perezosos pasos camino hacia él, posándose a uno de sus costados.

-¿Por qué estás aquí? -preguntó sin dirigirle la mirada, pues cada vez que lo hacía, sentía que sus piernas flaqueaban.

Suspiró, sin despegar la vista de los cristales

-Este palacio esconde más que una simple leyenda.

Esas palabras le confundieron, ¿Porque diría algo como eso repentinamente?

Lo miró de reojo detallando su perfil, era apuesto. Al ser consiente de sus pensamientos mordió el interior de su mejilla y apartó la mirada, no debía pensar en tonterías en estos momentos. Jugó con sus dedos incómoda, no sabía que debía responder.

-Todas las personas dicen eso. -comentó un poco divertida, tratando de aliviar el ambiente tenso.- parece ser que le temen a este lugar...

-Tendrán sus motivos para hacerlo.

-¿Tu sientes miedo?

-¿Que? -la miró con sorpresa. Ella mantenía un gesto de calma en su rostro, pero sus manos temblaban.

Al ser consiente de lo imprudente que se había escuchado levantó las manos moviendolas en señal de negación.- ¡S-si no quieres no respondas eso! Aveces digo cosas fuera de lugar jeje...

Arrugó la nariz confundido, a está chica parecía que le hacía falta un tornillo, quizás la ferretería completa.
Suspiró negando con la cabeza un poco divertido, se comportaba como una niña pequeña.

-¿Te... Gustaría caminar por ahí? -giró el rostro, viéndola fijamente. Tenía una sonrisita nerviosa.- las veces que me he encontrado contigo has estado solo, aveces un poco de compañía es agradable. ¿Te parece buena idea caminar por los alrededores?

-¿Acaso no estabas ocupada? -preguntó extrañando.

Negó. -Descuida, estoy segura que mis amigos tiene todo bajo control.

Ladeó la cabeza haciendo muecas con la boca, parecía estar tomando en cuenta la invitación.

-"Si que se parece al noveno principe... ¿Y si... Realmente es él? -arrugo la nariz sacudiendo sutilmente el rostro para librarse de esos tontos pensamiento.- ¿Pero que estúpidez estás pensando T/N? Quizás solo es simple coincidencia, hay muchas personas que se parecen y ni siquiera son familia... Sí definitivamente eso debe ser"

Carraspeó, llamando su atención. Sonrió ladino y extendió su mano.

-¿Vamos? -preguntó con una coqueta sonrisa, logrando que las mejillas de T/N se tiñeran de un fuerte rosa.

El castillo de los Diez príncipes | KaigakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora