𝐕𝐈𝐈𝐈

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-¿Ocurre algo? -preguntó extrañado por su comportamiento.

Suspiró, tomando asiento.-Es Kaoris... Cada día molesta aún más a Kaigaku.

-¿Que tiene de malo? Son hermanos, es normal que discutan de vez en cuando.

-No lo entiendes. Kaigaku recibe malos tratos de su hermano sin motivo alguno, debes hablar con Kaoris, lo estás malcriado demasido.

El rey arrugó la cara.-¿Malcriarlo? Kaoris es mi hijo menor, es normal que lo consienta.

-Ni siquiera al comportarse inadecuadamente lo regañas, estoy harta de tus preferencias. Todos nuestros hijos merecen el mismo amor, no solamente Kaoris, si continúas actuando de esa manera él-

-¡Silencio! -dió un golpe a la mesa, causando un gran estruendo.- ¡Es mi hijo y yo decido como criarlo!

La reina lo miro indignada.- ¡Son nuestros hijos! ¡Y no estás haciendo lo correcto!

El azabache apretó los labios intentando retener el llanto, sin que sus padre lo supieran había estado espiandolos. Ver la preferencia de su padre por su hermano le resultaba confuso ¿Porque solamente Kaoris era tratado bien? ¿Que error cometían los demás para no recibir ese trato?

-¿Kai, que estás haciendo? -Dió un pequeño saltito al escuchar aquella voz, Kair lo veía frotando uno de sus ojos parecía que acababa de despertarse.

-¡H-hermano! ¡Papá y mamá están discutiendo!

El rubio pestañó confundido y se acercó a la puerta dejando reposar su oreja contra la madera. El oír gritos y golpes le hizo saber que nada bueno estaba ocurriendo.

Apretó los labios y forzando una sonrisa miró a su hermano.-Son cosas de adultos. Mejor vamos a dormir, ¿Si?

Asintió y alzó sus brazos, Kair negó con la mirada divertido y lo cargó comenzando a caminar hacía la recamara que compartían con los demás. Pero había algo que le incómodaba, Kaigaku se había mantenido en silencio lo cual era extraño, era sumamente elocuente.

-¿Te sientes bien?

-Kair... ¿Por que no soy como ustedes?

-¿A qué te refieres?

Suspiró.-Kaoris dijo que soy un bicho raro y papá le dió la razón... En ocasiones Kaoris me trata mal y me grita apenas con hablarle, ¿Porque no me quiere? Se supone que los hermanos debemos cuidarnos, no herirnos...

Kair entre abrió los labios sorprendido. Su ceño se frunció, amaba a todos sus hermanos por igual, pero odiaba el como Kaoris trataba a Kaigaku. Su enojo aumento al ver cómo los ojos turquesa del menor se cristalizaban, estaba apunto de llorar.

-Kai, escucha... No importa cuál sea tu apariencia, tu eres mi hermanito y siempre te voy a amar.

-¿D-de verdad? -preguntó sorbiendo su nariz.

Sonrió asintiendo con la cabeza.- ¿Quieres que te diga un secreto?

Claro!

Miró de un lado a otro asegurandose de que nadie los escuchara o los espiara.- De todos los hermanos, te quiero más a tí. -susurró divertido.

Kaigaku sonrió y abrazó con fuerza su cuello, provocando que una sonrisita de ternez se instalara en el rostro de Kair.

Con cuidado abrió las puertas de cristal, caminó hasta postrarse en la barra del balcón.

El castillo de los Diez príncipes | KaigakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora