____ observaba el lujo que tenía ante sí con absoluta incredulidad.
—Todo mi apartamento podría caber en esa bañera.
—Mmm. Me parece que necesitas un apartamento mayor. Quizá podamos hacer algo al respecto cuando volvamos. Mi casa es, como mínimo, tan grande como esa cama. ¿Qué dices, cara? ¿Estás interesada en cambiar una bañera por una cama?
Ella se giró para mirarlo.
—¿Sabes?, es la tercera vez esta noche que has empleado esa palabra cariñosa al dirigirte a mí, lo cual resulta extraño si tenemos en cuenta que no la utilizabas desde la mañana que nos conocimos. De hecho, en las últimas horas te he oído decir más cosas en italiano que en las últimas dos semanas.
—Acostúmbrate. Me las saca la pasión —miró alrededor casi con entusiasmo juvenil y se frotó las manos—. Probemos todo. ¿Por dónde quieres empezar? ¿Un baño largo y romántico con velas y chocolate? ¿Un rato en el hidromasaje? —su voz se tomó ronca—. ¿O jugamos al escondite en esa cama del tamaño de un estadio de fútbol?
—Lazz...
No pudo evitarlo. El nombre de su hermano en labios de ____ lo crispó. Necesitaba encontrar un modo de separarlos a los dos en la mente de ella, poner una marca indeleble que jamás pudiera borrarse.
—Será la cama.
Llegó al lado de ella en dos zancadas y la alzó en brazos. ____ tembló por la trepidación que batallaba con el deseo, ganando este último. La vio sonrojarse de forma deliciosa. Con un suspiro apenas audible, le rodeó el cuello con los brazos y enterró la cara en el hueco de su hombro.
—Ya no quiero ser una alta ejecutiva —le informó con voz queda.
De pronto sintió una ternura abrumadora hacia la mujer que tenía en brazos.
—¿Quién te gustaría ser?
—Yo. Ahora mismo. Contigo —alzó la cabeza y lo miró con expresión solemne—. ¿Qué podría ser más perfecto?
—Nada que se me ocurra.
Retiró el edredón antes de posarla sobre la cama. Su cabello se extendió como tinta negra sobre una sábana de color marfil. Se echó a su lado, sin prisas una vez que la tenía donde más deseaba.
—Si quieres, podríamos hacer que este viaje fuera aún más especial —ofreció con suavidad—. Cuando volvamos mañana, podría ser como señor y señora Styles.
Durante un segundo pensó que había ido demasiado lejos. Ella se humedeció los labios y lo miró.
—¿Sabes?, había planeado cómo responderte esta noche en caso de que Britt y Angie tuvieran razón acerca de tus intenciones —admitió con vacilación.
—¿Y qué decidiste?
—Decirte lo mucho que apreciaba nuestra amistad y cuánto esperaba que con el tiempo se convirtiera en algo más íntimo. Que estaba dispuesta a dar el siguiente paso si tú lo estabas, pero que teníamos que ir despacio.
—¿Y ahora?
Las lágrimas centellearon como diamantes en sus ojos.
—Y ahora sólo puedo pensar en lo afortunada que soy de haberte encontrado de nuevo y el miedo que tengo de despertar mañana y descubrir que no ha sido más que un hermoso sueño. Que nuestra relación volverá a ser lo que era y que perderé todo esto.
—No es un sueño y no vas a perderme.
La aprensión no se desvaneció de los ojos de ____.
—¿Qué pasa si todo vuelve a cambiar? ¿Qué sucede si volvemos a estar como antes?