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En los días siguientes, ____ descubrió que Harry hablaba en serio. No parecía importarle lo que ocurriera en el negocio si ella lo abandonaba. Sólo se preocupaba por ella. Por algún motivo, eso la aturdió. Y en todo momento una voz en su mente le decía que tenía que ser mentira. ¿Cómo iba a ser más importante que conseguir una cuenta que garantizaría el éxito meteórico de Styles en el mercado europeo?

El matrimonio debería ser más complicado que lo que Harry hacía que fuera. Desde luego, lo había sido para su abuela. Gracias a esa unión desastrosa, había recibido instrucciones precisas sobre cómo levantar cimientos adecuados y qué cualidades buscar en un marido, una lista detallada y analizada antes siquiera de llegar a contemplar el matrimonio. Harry y ella no habían hecho nada parecido, y ____ no podía evitar pensar que dicha carencia representaría un final rápido para un matrimonio breve.

Por fortuna, no tuvo que pensar demasiado en todo eso. En cuanto llegó al trabajo, le asignaron un proyecto enorme y complejo de supervisión, que requería pasar de papel a ordenador décadas de antiguos registros financieros.

—Con la expansión en el mercado internacional, necesitamos tener esta información disponible al alcance de una tecla —le explicó su supervisora—. Y necesitamos a alguien con tus conocimientos en finanzas y la atención al detalle para que separe la paja del grano. Determina qué debemos informatizar y qué se puede descartar sin ningún riesgo.

—Pero ¿y mis proyectos actuales?

—Te asignaremos ayuda temporal con eso para que te concentres en sacar adelante este proyecto. Seré sincera contigo, ____. Esperamos que tengas éxito donde fracasaron todos los que lo intentaron hasta ahora.

Con un toque del humor de Harry, comprendió que fue como agitar un capote rojo delante de un toro. La idea de que pudiera lograr lo que nadie más había conseguido la atrajo y aceptó el proyecto con manifiesto entusiasmo. Por desgracia, eso significó dejar la sede principal de Styles para trasladarse al almacén, donde se guardaban casi todos los registros.

Al final de la semana, Britt localizó a ____ en su nuevo destino y le dejó una carpeta sobre el escritorio.

—Toma. Lazz dijo que la necesitarías. Podría habértela enviado por correo electrónico, pero me dio la excusa de hacerte una visita. Para decirte que te echamos de menos.

—Gracias. Yo también os echo de menos —miró la hora—. Ojalá hubiera sabido que vendrías. He quedado a comer con Francesca en cinco minutos.

—Es la mujer de Sev, ¿no? —Britt hizo una mueca—. Es lógico. Supongo que le han asignado que te explique lo que espera de ti la familia.

____ frunció el ceño.

—¿Esperar? ¿De qué hablas?

Britt chasqueó los dedos.

—Vamos, abre los ojos. Ahora estás bajo la atención pública. The Snitch se lanzará sobre ti en cuanto se dé la noticia de tu boda relámpago con Harry. Supongo que Primo y Nonna le han pedido a Francesca que te guíe por el protocolo familiar con el fin de que no empeores las cosas accidentalmente.

—Estoy segura de que no es así —repuso tras un segundo.

Britt se encogió de hombros.

—Si tú lo dices... —apartó unos papeles y se sentó en la mesa. Alzó la mano izquierda de ____ y emitió un silbido bajo—. Vaya pedrusco, cariño. Es incluso más impresionante que el que planeaba darte Lazz.

Irritada, ____ se soltó la mano.

—Angie y tú le habéis dado demasiada trascendencia a mi relación con Lazz.

El Infierno 02Donde viven las historias. Descúbrelo ahora