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—¿Quién diablos eres? —demandó ____.

—Tu marido.

—No me trates como a una tonta. Tú no eres Lazz —contuvo la oleada de histeria que quería escapar de ella. Pero no pudo evitar encorvarse para tratar de esconder la desnudez debajo de la escasa protección que le brindaban las decrecientes burbujas. Aunque no supo por qué se molestaba después de todo lo que habían hecho la noche anterior—. Lazz tiene una cicatriz en la cadera. Se la vi cuando fuimos a nadar. Tú no la tienes.

—No, no la tengo. Y tampoco soy Lazz —se levantó despacio, el agua chorreándole del cuerpo mientras dejaba la bañera y sacaba una toalla—. Eso no cambia el hecho de que soy tu marido.

Se sentía odiosamente expuesta y más que un poco asustada. Se había casado con ese hombre, un completo desconocido, y ni siquiera conocía su nombre. Le había hecho el amor durante toda la noche. Pero no tenía ni idea de quién era, aparte de ser un doble exacto de Lazz.

Intentó aplicar raciocinio a la locura, usar la poca lógica y sentido común que aún quedaban a su disposición.

—Como eres exacto a Lazz, doy por hecho que estáis emparentados. ¿Eres su hermano? —algo encajó en su cerebro—. ¿Su hermano gemelo?

—Sí.

—Lazz jamás lo mencionó —afirmó—, ¿Es la idea que tienes de una broma? ¿Participa él de la farsa que estáis montando o es idea tuya?

—No es una broma ni una farsa. Toma —sacó otra toalla del anaquel de cristal y se la alargó—. Sospecho que te sentirás más cómoda con esta conversación si no estás desnuda.

Luchó por mantener a raya las lágrimas.

—Si ni siquiera puedo creer que la esté teniendo. Quiero saber quién diablos eres y qué clase de juego espantoso has tramado.

Pegando la toalla contra sus pechos, se puso de pie y se envolvió totalmente con esa pieza grande de algodón grueso. Lazz... no, no era Lazz... la tomó por el codo para ayudarla a equilibrarse mientras salía del agua.

—Cara...

Se liberó de su mano.

—No te atrevas a llamarme así. Y ahora, ¿quién eres?

—Harry Styles.

—Harry —reconoció el nombre. ¿No había oído a Britt hablar extasiada en las últimas seis semanas acerca del único hermano «encantador» de los Styles? ¿Por qué se le había ocurrido a su amiga descuidar la mención de que Lazz y él eran gemelos?—. ¿Cómo ha sucedido esto? ¿Por qué ha sucedido? ¿Sabe Lazz lo que has hecho?

Sin responder, él desenganchó un albornoz de la parte trasera de la puerta y se lo pasó. ____ se lo puso y se lo ató con fuerza antes de dejar que la toalla cayera a sus pies.

Harry no se molestó en ponerse el otro albornoz y salió del cuarto de baño con la toalla anudada con descuido alrededor de la cintura. Necesitaba que se cubriera ese torso impresionante que ella había llenado de besos. Que ocultara esos brazos asombrosos que la habían sostenido con tierna fortaleza. Debía devolver a ese amante extraordinario al plano de hombre corriente, a pesar del hecho de que no había ni jamás habría nada corriente en él.

Para su alivio, en cuanto llegaron al salón, Harry le ofreció un muy necesitado espacio.

—Primero, no se trata de ningún juego —comenzó—. Y sucedió porque Lazz no me dio ninguna otra opción. Al menos, ninguna para el tiempo limitado del que yo disponía.

Alzó una mano para silenciarlo, deseando haberse tomado el café en vez de dejar que cayera en la bañera. Al ver la cafetera aún medio llena, cruzó la estancia y se sirvió otra taza. Luego una segunda. Cuando estuvo satisfecha de que su cerebro funcionaba al menos con la mitad de sus cilindros, encaró al hombre con el que se había casado apenas unas horas antes.

El Infierno 02Donde viven las historias. Descúbrelo ahora