—¿Te has vuelto loco?
Harry miró por encima del hombro hacia la sala de espera del hospital para cerciorarse de que no podían escucharlos. Entonces se dirigió a su hermano Lazzaro en italiano.
—No, no he perdido el juicio. Es culpa mía que esté aquí. Si no la hubiera estado siguiendo, ella jamás habría...
Lazz lo cortó con un movimiento de la mano.
—Eso ya me lo has contado —repuso en el mismo idioma—. De modo que ahora, además de reclamar una parte de nuestra mina de diamantes de fuego, también puede demandarte por perseguirla y hacer que la atropellara un taxi. ¿Es lo que me estás diciendo?
—Sí. No —maldición. ¿Por qué Sev había tenido que enviar al Styles lógico?—. No lo entiendes.
—Entonces, explícamelo. Y de paso, explícame por qué te llaman señor O'Dell.
Harry cruzó los brazos.
—Necesito informes regulares acerca del estado de ____. Y como sólo hablan de la situación de un paciente si eres pariente, es posible que el personal del hospital funcione bajo el malentendido de que soy su marido.
—¿Qué? —Lazz se pasó una mano por el pelo mientras luchaba por controlarse—. No me digas que ésta es otra de tus soluciones creativas.
—Nunca te quejaste cuando mis soluciones creativas funcionaron en provecho de Styles.
—¡Maldita sea, Harry!
—Escucha, simplemente sucedió, ¿de acuerdo? Necesitaban información sobre ella, y como yo tenía sus tarjetas del seguro médico y de identificación, sacaron una conclusión que no me molesté en corregir, y más cuando es para nuestro provecho.
—Nos beneficia hasta que alguien te reconozca. No se puede decir que los Styles tengamos un perfil bajo en San Francisco. ¿O has olvidado que últimamente hemos aparecido en todas las revistas del corazón?
—Es posible que Sev, Marco y tú hayáis aparecido casi de forma constante en The Snitch, pero yo he mantenido un perfil bajo. En cuanto a ____... por el momento tengo la intención de desempeñar el papel de señor O'Dell. Hasta entonces... —le entregó a su hermano el bolso de ella— apunta sus datos y entrégasela a nuestro detective privado. Dile a Rufio que necesito lo antes posible todo lo que pueda descubrir sobre ella.
—Ya me he adelantado. Lo puse en ello ayer.
Harry asintió.
—Perfecto. Además, envía a alguien a Le Premier. Teniendo en cuenta todo el negocio que le proporcionamos, no creo que el hotel te ponga trabas a recoger sus maletas y pagar la factura de su suite. Quiero informes constantes de los progresos, Lazz. Y en cuanto Rufio termine de conseguir toda la información superficial, quiero que profundice más. Quiero conocerlo todo, desde la talla de ropa que usa hasta su marca preferida de maquillaje. Todo —recalcó—. ¿Entendido?
—¿Por qué? ¿Qué planeas?
Harry no se atrevió a contestarle la pregunta.
—Aún no está perfilado.
—Oh, diablos.
—Escucha, cuando tenga todos los detalles, te lo comunicaré. Ah, ¿me haces el favor de pasar por mi casa y darle de comer y pasear a Brutus? No sé cuánto tiempo estaré aquí.
—Tienes en tu haber algunas acrobacias descabelladas, pero ésta... —Lazz movió la cabeza—. Hace que todas las demás parezcan normales.
—No durará mucho. En cuanto ella despierte, todo habrá acabado y tendré que idear otro plan.