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Harry necesitó todo su autocontrol para mantener a raya su furia. Al parecer, las dos mujeres habían girado para mirarlo con idénticas expresiones de consternación en esas caras que mostraban un parecido pasmoso. O lo harían si ____ adquiriera alguna vez la astucia amargada que marcaban las facciones de la mujer mayor.

Ahí estaba la avaricia que había buscado en el rostro de ____ durante la visita a Styles Exclusive. La malicia. La complacencia. Finalmente podía ver lo que con tanto ahínco ella se había afanado en ocultarle. Sólo tenía que conocer a la madre para desenterrarlo. A su lado, Brutus olisqueó a la recién llegada y soltó un gruñido suave, que hizo que la otra diera un rápido paso atrás.

—Pediste la verdad, ____ —se quitó la chaqueta del traje y la dejó en una silla próxima—. No imaginé que serías tú quien me la daría.

—No, Harry —palideció—. Has malinterpretado lo que decíamos.

La cortó con un movimiento seco de la mano.

—Deja de actuar, ____. No soy sordo ni tonto. Entendí cada palabra que decía tu... ¿madre? —miró a la mujer mayor con una ceja enarcada, instándola a confirmar la suposición.

—Lacey O'Dell —ofreció ella con frialdad. Dio un paso en su dirección con la mano extendida, pero se frenó en seco cuando el perro se encrespó. Con cautela bajó la mano al costado y tardó unos segundos en recuperar el aplomo—. Llámame Lacey.

Mientras se aflojaba la corbata, Harry siguió dirigiéndose a ____.

—Entendí cada palabra dicha por Lacey. Has estado fingiendo amnesia con el fin de sacar adelante un timo que te proporcionara una parte de la mina de diamantes de fuego Styles.

—Te lo advertí —le dijo Lacey a ____ antes de estudiarlo con atención.

A Harry los ojos azules le resultaron fríos como el hielo y carentes de humor y amabilidad, por no mencionar la encendida pasión, que tan a menudo se reflejaban en los de su hija. Tal vez ____ se viera así después de recorrer unos años un camino duro e implacable.

—Doy por hecho que eres Harry Styles, el marido de ____ —comentó ella.

—¿Es lo que te ha contado tu hija?

Lacey titubeó y en su rostro se asomó la decepción.

—¿Otra mentira?

Se quitó la corbata y se soltó los primeros botones de la camisa, que lo estaba estrangulando.

—En esta ocasión, mi mentira. Supongo que tú lo llamarías timar a una timadora.

Incrédula, ____ contuvo el aliento.

—No. No puede ser. Dime que no mentiste acerca de eso, Harry —lo miró con súplica en los ojos, devastada—. Cualquier cosa menos eso.

La contempló sin decir una palabra. Simplemente, esperó. Ella conocía la verdad. Desde el primer día había sabido que no estaban casados. Y había elegido dar cada paso del camino. Sin duda la actuación de ese momento era en beneficio de su madre. Con el tiempo le explicaría por qué había puesto en marcha esa trama y qué esperaba ganar con ella. Mientras tanto, las actuaciones se habían acabado.

Ante el silencio que se prolongaba, ____ cerró los ojos. La expresión de su cara lo destrozó, aunque tuviera que ser una representación. Cuando volvió a mirarlo, sus ojos rebosaban dolor.

—¿No estamos casados? Todas esas citas románticas de las que me hablaste, la boda en la playa, ¿nada de eso sucedió? —al no obtener respuesta, se llevó una mano trémula a los labios—. ¿Todo es una mentira? El recorrido por la ciudad. Styles Exclusive. Oh, Dios, Deseos. Esas noches increíbles, hermosas y románticas en la isla. ¿Todo fue un juego para ti?

El Infierno 03Donde viven las historias. Descúbrelo ahora