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Terminaron pasando cinco deliciosos días y noches más en Deseos; momentos brillantes y luminosos que ella atesoró en su corazón. Aunque el plan original había sido replicar las citas que habían disfrutado hasta llegar a la boda en la isla, citas que ____ aún no era capaz de recordar, prefirió el cambio de plan de Harry. En vez de repetir lo antiguo, había llenado el tiempo juntos con un torrente inagotable de sensaciones y recuerdos nuevos que siempre valoraría.

En el viaje de regreso a San Francisco, rieron comentando los mejores momentos del viaje al tiempo que intercambiaban besos lentos y profundos.

Cuando aterrizaron, subieron a un taxi que los dejó delante de la casa de Harry. Él bajó el equipaje que habían comprado en la isla al porche amplio y circular y lo dejó junto a la puerta antes de volverse para dirigirse a ____.

—Mis abuelos trajeron a Brutus a primera hora de la mañana. Lo que significa que va a necesitar que lo saquen. Tiene un patio vallado en la parte de atrás, pero eso no le brinda el espacio necesario que requiere para ejercitarse —le dedicó una mirada de advertencia—. Quizá quieras apartarte. Es factible que se muestre un poco exuberante.

____ decidió decantarse por lo más inteligente y esperar en la acera mientras Harry se ocupaba del enorme animal. En cuanto introdujo la llave pudo sentir los primeros temblores del terremoto que indicaban la aproximación del perro. Le divirtió que, en vez de saludar a Harry con el ritual habitual de su unión, Brutus pasara de largo ante él y fuera directamente hacia ella. Entre las quijadas impresionantes llevaba una maltrecha pelota de tenis.

____ lo saludó acariciándolo detrás de las orejas y recogiendo la pelota que había dejado a sus pies.

—¿Quieres jugar? —preguntó.

Brutus se puso a dar vueltas y a ladrar de felicidad. Luego, para horror de ____, saltó a la calle. A su espalda oyó el grito de advertencia de Harry, reflejo del suyo propio. Vio al perro titubear confundido, dejarse caer en la postura de esfinge y quedarse perfectamente quieto.

Entonces los acontecimientos parecieron desarrollarse a cámara lenta.

____ giró la cabeza hacia la izquierda y vio un enorme todoterreno ir hacia el perro inmóvil. Sin pensárselo, corrió hacia la calle y agarró a Brutus por el collar. Pero incluso al hacerlo, supo que había llegado demasiado tarde. No tenía la fuerza necesaria para arrastrar al animal fuera de peligro antes de que el vehículo los golpeara.

Oyó un claxon ensordecedor y un chirrido enfermizo de frenos. Actuó por puro instinto al arrojarse ante Brutus en un ridículo intento de protegerlo, aunque apenas lograba cubrir la mitad del animal. Luego se preparó para el impacto inevitable que iba a producirse.

La bocina y los frenos continuaron con su interminable aullido de advertencia y durante un momento fugaz algo centelleó en su mente. Un recuerdo. Un recuerdo que le provocó tal dolor y pánico que todo su ser reculó. En esa fracción de segundo no se hallaba delante de la casa de Harry, sino en otra calle, donde algo de un amarillo brillante y guardabarros azules avanzaba hacia ella. Antes de poder comprender por completo esa imagen, se desvaneció, junto con todos los vestigios de ese otro tiempo y lugar, de esa otra ____.

El todoterreno logró detenerse a pocos centímetros de donde ella tenía enterrada la cara en el pelaje tupido de Brutus. Pudo sentir el calor del motor cerca de su oreja y oler el hedor del aceite y del radiador que le taponó los pulmones y le imposibilitó respirar.

Apenas oyó el grito de furia y preocupación del conductor. Apenas oyó la respuesta de Harry antes de que el hombre se marchara de allí con otro bocinazo que la dejó temblando. Apenas oyó el gemido de Brutus al igual que la voz de Harry desde algún punto encima de ella.

El Infierno 03Donde viven las historias. Descúbrelo ahora