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—¿Te has vuelto loco?

Harry suspiró.

—Creo que es la misma pregunta que me hiciste la última vez que mantuvimos esta conversación.

—Justifica que te la repita —proclamó Lazz. Se volvió hacia su hermano mayor, Sev, en busca de confirmación—. ¿Es que excusas lo que hace?

—Ni un poco —le aseguró Sev. Titubeó una fracción de segundo antes de añadir—: Aunque...

Lazz cerró los ojos.

—Oh, no. Diablos, no. Bajo ningún concepto o forma lo animes en esta locura.

—Nos dará tiempo para descubrir qué trama —aportó Sev—. Si recupera la memoria, estaremos preparados. Harry habrá reunido suficiente información como para establecer un plan de acción.

—¿Y eso es legal? —espetó Lazz.

Harry luchó para no frotarse la palma de la mano, ya que desde que la uniera con la de ____, lo había dominado el impulso abrumador de frotarse el lugar donde ella lo había marcado. Era algo que también le había sucedido a Sev y a Marco. Y en ese momento le pasaba a él, aunque aún no se atrevía a revelarlo.

—Por si se os ha escapado —anunció—, no estoy pidiendo el consejo ni la opinión de nadie. Simplemente, os informo de los últimos acontecimientos.

—Lo que incluye que sigas fingiendo ser su marido —bramó Lazz—. ¿Qué diablos crees que va a pasar cuando recupere la memoria?

Harry se encogió de hombros.

—Ya me ocuparé de ello.

El hermano gemelo de Lazz, Marco, habló por primera vez.

—Creo que la pregunta más interesante es: ¿Qué pretendes hacer con ella si jamás recobra la memoria? —miró a Harry, viendo demasiado—. ¿Cuánto tiempo piensas mantener el engaño? ¿Y qué harás una vez quedes convencido de su culpabilidad?

—O inocencia —aportó Harry sin pensárselo.

—¿Crees que eso es posible? —inquirió Marco con perspicacia.

Harry analizó la posibilidad antes de descartarla a regañadientes.

—No. Cuando nos conocimos en Le Premier, estuve seguro de que había algún tipo de engaño. Con suerte, Rufio podrá descubrir la verdad. Además de comprobar su pasado, hice que recogiera sus pertenencias en Le Premier.

—¿Qué descubrió? —preguntó Sev.

—Nada de utilidad —lo que potenciaba aún más sus sospechas—. No encontramos nada que indicara de dónde venía inmediatamente antes de nuestro encuentro o si tiene un cómplice. No hemos encontrado ninguna agenda, de papel o electrónica, ni siquiera una tarjeta comercial. Su teléfono móvil es de prepago. Y el permiso de conducir tiene una dirección antigua. Se marchó de allí, de Fénix, para ser exactos, hace dieciocho meses y no dejó ninguna dirección nueva para que le enviaran la correspondencia.

Sev frunció el ceño.

—Sólo eso ya nos debería hacer reflexionar —comentó—. Nadie mantiene un perfil tan bajo a menos que tenga un buen motivo. Doy por hecho que le pediste a Rufio que siguiera investigando.

—Sí. Tiene instrucciones de ponerme al día de forma regular para que yo pueda incorporar sus hallazgos a la historia que le cuento a ____ acerca de nuestra unión. Hasta entonces, pretendo mantenerla cerca de mí.

—No me gusta cómo suena eso —manifestó Lazz—. ¿Qué historia? ¿Y cómo de cerca piensas mantenerla?

Harry le dedicó una mirada impaciente.

El Infierno 03Donde viven las historias. Descúbrelo ahora