Ginny.
- Odio tener que limpiar el lado de tu habitación. Está más sucia que la mía, eso es mucho decir, tú has visto como de sucia tengo mi habitación -Derek siempre se quejaba por el desorden en mi habitación.
- Yo te ayudo a limpiar tu habitación. Ahora es tu turno -le dije con voz molesta, aunque no lo estuviera.Habíamos llegado de la escuela, directamente a mi habitación para limpiar un poco, ambos queríamos ir a su casa a jugar con su PlayStation, ya que él tenía más juegos que yo, aparte que su Wi-Fi era más rápido, por lo tanto podíamos jugar mejor online.
- ¡Sólo me has ayudado dos veces! Yo te he ayudado muchas más -me dijó elevando la voz.
- ¡Shh! -dijé poniendo un dedo sobre sus labios- el ayuda ahora, los reclamos luego.Me miro entrecerrando los ojos por un segundo para después comenzar a limpiar el escritorio, poniendo la guitarra en su soporte a lado de mi cama.
- Algún día me pagarás todas las que me debes -susurró en tono amenazante. Sonreí internamente.
Si algo sabia de Derek es que siempre estará ahí para mi, para lo que necesite. Derek es mi mejor amigo y siempre seria así.
No lo cambiaria por nada.
***
- ¡Por fin! -exclamamos los dos, al mismo tiempo. Chocamos las palmas, el con la mano derecha y yo con la izquierda, sin decirnos nada. Sabíamos que cuando alguno de los dos hacia o decía algo increíble, teníamos que chocar los cinco en señal de felicitación.
- Tardamos dos horas, pero lo conseguimos. -dijo Derek, tirandose en mi cama. Le sacudí su pie con mi mano.
- Levantate, hay que ir con mamá para pedirle permiso que me quede contigo. -Derek se levantó, perezosamente.
- Yo no te quiero en mi casa - saco el labio inferior, haciendo una mueca graciosa.
- Ambos sabemos que eso es metira, -le reprendí- vamos. - lo tome del antebrazo, jalandolo en dirección a la cocina.Una vez que llegamos encontramos a mamá picando lechuga, en la barra de desayuno, con una tabla de madera. Su cabello rubio estaba amarrado en una coleta alta, estaba usando un mandil rojo encima de su blusa azul. En cuanto entramos sonrió, sabiendo que vendría.
- Quiero buenos argumentos. Empiecen a rogar -dejó de el cuchillo de lado y puso un brazo en su cadera, para recargar el otro en la barra del desayuno.
***
- Pensé que nunca te daría permiso - dijo Derek, mientras en una bolsa de viaje me encargaba de poner otro uniforme limpio y una pijama.
- Es porque no conoces mis poderes de convencimiento. - sacudí los dedos de las manos.
- ¿Poderes de convencimiento?, ¿ahora se le llama así a balbucear sin parar y dejarme a mi hablar?. -se señaló a si mismo, poniendo cara de confusión.Me quedé callada por un momento para después empezar a balbucear sin sentido.
- ¡Eres un tarado! -tomé mis pantalones de pijama azules para golperlo con ellos- te estoy haciendo el favor de ir a tu casa y ¿me pagas burlándote de mi?
- ¡Si! -exclamó con cinismo- Como sea, vamonos antes de que cambie de parecer. -pasó su brazo derecho por mi cuello, asfixiando más que abrazar.
- ¡Me ahogo! -exclamé mientras le pellizcaba el brazo con el que ejercía presión.
- Esa es la idea -respondió y después pude escuchar su risa.***
-Vaya, vaya, vaya, ¿Que tenemos aquí? -dijó Derek como si fuera un policia.
Derek había estacionando su coche en su mansión. En serio, es enorme. Su baño personal es igual de grande que mi habitacion.
Voltee a ver hacia donde me señalaba, el porche de la casa Dale, dónde estaba Damon con Ashley besándose.
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Mi Rara y Loca Obsesión.
Novela JuvenilDamon Dale y Ginebra Collins eligieron un mal momento para enamorarse