Ginny.
-Damon, yo no soy virgen. - le dije, él se puso pálido al instante, se separó un poco dé mi y me miró a los ojos.
Quedamos en silencio unos minutos que, para mi, fueron eternos.
No se porqué se sorprendía Damon, tal vez pensó que era virgen, fue algo muy raro, estar a punto dé tener sexo y dé repente el ambiente bajo a cero grados.
- ¿Qui-qui-quién t-te qui-qui-to la vir-vir-vir-ginidad? - me preguntó tartamudeando, parecía que estaba furioso y a la vez decepcionado.
Me encogí dé hombros.
- ¿Eso importa? - le pregunté, aunque no lo dejé responder. - yo pienso que no importa, lo que importa es está noche y lo que está a punto dé pasar, ¿no crees? - acabe con mi pequeño discurso, lo mire fijamente, él me regresó la mirada con intensidad.
- No, no importa. . . - sonreí. - pero me tendrás que contar como fue. - me respondió.
Yo no quería decirle como perdí mi virgindad, me daría pena confesarle mi primera vez, además que casi no la recordaba, pero sí no le decía no tendríamos sexo está noche, y, por mucho que me cueste admitirlo, yo quiero tener sexo con Damon.
- Claro, - dije, no muy confiada. - pero tú también me tendrás que contar como perdiste la virginidad. - le puse una condición, sí yo tenía que contar mi vergonzoso relato él tendría que hacer lo mismo.
- De acuerdo. - me tendió la mano y yo se la estreche.
Se volvió a acercar a mi, junto sus labios con los míos, volviendome a besar dé forma desenfrenada.
Esta noche sería muy divertida.
* * *
Estaba dormida en la cama dé Damon, una manta me cubría dé los pies a la cabeza.
Estaba muy cansada, me dolía la espalda, los brazos, las piernas, absolutamente todo.
Debo dé admitir que la anoche no dormí mucho, fue. . . entretenida, eso es cierto.
Abrí mis ojos con flojera, estaba boca abajo, vi hacia mi izquierda, no se veía Damon, tanteé con mi mano su lugar, mis dedos tocaron una superficie blanda: el colchón.
Iba a quitar mi mano, pero sentí otro peso sobre el dorso dé está, un peso blando. Damon se sentó en mi mano.
-¡Quitate, Damon! me aplastas mi mano. - me quejé. Al instante se quito, aunque no pudiera verlo sabía que era él, reconocería su trasero donde sea.
- Pensé que estabas dormida. - dijo al tiempo en que me quitaba la sabana dé encima para ver mi cara, me di la vuelta completa para verlo a la cara.
- Me acabó dé despertar. - le respondí. Él se limito a asentir.
No pensé que el ambiente sería tan frío después dé anoche, esto se está poniendo incómodo.
- Entonces. . . - dije yo.
- Entonces. . . - continuo él.
- Creo que será mejor irme. - dije en un susurro. Asintió con la cabeza lentamente. Para ser sincera esperaba que me dijera que no. Tonto lo sé, pero esperaba eso.
Me levante dé la cama agarrando la sabana para cubrirme del pecho hacia abajo. Agarré mi ropa del suelo sintiendo la mirada dé Damon en cada movimiento que hacia. Estaba un poco enfadada porqué él no se opuso a que me fuera.
Recogí, entre bufidos, mi ropa y me dirigí al baño, aún sintiendo la mirada dé Damon en mi.
Una vez en el baño me permití hablar sola.
ESTÁS LEYENDO
Mi Rara y Loca Obsesión.
Ficção AdolescenteDamon Dale y Ginebra Collins eligieron un mal momento para enamorarse