06. Mente perversa.

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Damon.

Me levante sin ánimos de la cama.

No había podido dejar de pensar en Ginebra, en su lindo cuello, en sus piernas, incluso en su pelo.

Tuve otro sueño húmedo anoche, no sé que le pasa a mi cuerpo, tampoco se porque mis hormonas parecen de un niño de trece en lugar de un hombre de dieciocho cuando estoy con Ginebra.

No es un hecho que me guste recordar, mucho menos del que me sienta orgulloso.
Necesitaba dos cosas: 1) una foto de ella semi-desnuda para cada vez que tuviese un sueño húmedo y 2) un buen polvo con alguien para bajar las ganas de acostarme con Ginebra. Lo necesitaba más que nada

Tengo un serio problema con Ginebra. Mis deseos de tenerla han sobrepasado todo lo que he querido en esta vida.

***

— ¿Podrás venir hoy a mi casa? —me preguntó por tercera vez Tiffany.

Tiffany es una chica con la que comparto varias clases, su cabello es rubio dorado, lacio, un poco mas abajo de su cintura; su cuerpo y cara son una combinación letal y sus ojos son turquesas.

No sé como nombrar la relación que tengo con Tiffany, obviamente sólo es una relación de sexo, pero con Tiffany, como Ashley, planeo tener más veces sexo, ya que usualmente solo doy un buen polvo, y ya.

— Claro, linda. Esperame sólo con ésta corbata puesta. —le dije seductoramente en el oído. Agarre su corbata y la jale hacia mi. La besé apasionadamente, su lengua era toda una experta, además que se conocía y complementaba con la mía.  Mientras nuestras bocas seguían unidas y batallaban abrí un ojo, lo primero que vi fueron los ojos cerrados de Tiffany, volteé hacia la derecha y vi la espalda de Ginebra, junto a la de Derek, ambos hablaban mientras sacaban libros de sus casilleros. Mi cuerpo reaccionó antes que mi mente, separándome inesperadamente de Tiffany.

— ¿ Por qué te separas? —me preguntó Tiffany con voz, fingidamente, molesta, aunque su voz dejó de existir para mí. Ya no sé que le pasa a mi cuerpo tenía los ojos puestos en una mata de pelo desordenada. Ginebra dio media vuelta y me miró de arriba a bajo con cara seria, después de rió como supiera algo que yo no. Se volvió a girar y siguió caminando junto con Derek hacia el aula de Matemáticas. Simplemente me limité a seguir sus pasos con la mirada.

Sentía frustración en ese momento. ¿Cómo era posible que después de coquetearme descaradamente ahora me esté ignorando? aunque admito que también es mi culpa: ayer en la tarde le seguí el juego y hoy en la mañana me encontraba coqueteando con Tiffany. Admito que eso es culpa mía.

Me pregunto como nos hablaremos, si discutiremos sobre lo de ayer o que pasara.

— ¡Damon!, ¡¿Me estás poniendo atención?! —me gritó Tiffany. Voltee a verla. ¿Estaba hablando con Tiffany?

— S-si —le respondí tartamudeando. Conozco bien a las mujeres para saber como se ponen cuando no les prestas atención.

— ¡¿Que te dije?! —me exigió. Busca una excusa, Damon. Busca una buena excusa

— La verdad no estaba prestando atención...  —le dije, se cruzó de brazos y alzó ambas cejas— estaba ocupado pensando en diversas posiciones para esta tarde. —le di una sonrisa fingida y ella también sonrió, sólo que su sonrisa era sincera. 

— Te esperaré con ansias, guapo. —me guiñó un ojo y se fue cotoneando las caderas.

Espero que Tiffany haga que me olvide, aunque sea un momento, de Ginebra. Esa pelirroja se esta colando en mi mente. Y odio que haga eso.

Mi Rara y Loca Obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora