Hᴀᴜɴᴛɪɴɢ ➹ [TW] (Sin edición)

12 | The moment I knew

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Chapter 12

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Juliette iba por su segundo vaso cuando en su camino hacia la fuente de ponche distinguió a lo lejos a Matt, por lo que retrocedió en su lugar recordando que había descubierto su obsesión por su prima.
Luego de la fiesta clandestina había acompañado a Allison a llevarlo en auto a su casa, en el camino no había despegado su vista de él y cuando insistió en que ingresarán a su hogar con la excusa de mostrarles sus fotografías, Julie le había suplicado con la mirada a su prima que pisará el acelerador y se retiraran cuanto antes de su calle.

Giró sobre si misma y decidió ir al primer piso, en busca del baño. A medida que subía los escalones, comenzó a sentirse extraña, algo raro le sucedía a su cuerpo ya que podía sentir pequeños hormigueos recorrer sus manos, de modo que se aferró a la pared mientras ascendía. Podía coordinar sus pasos lo que significaba que aún no estaba alcoholizada, si bien no era de beber seguido, sí conocía su propio límite.

Volteó a ver hacía atrás para verificar que nadie la estuviera siguiendo y continúo su camino hacía el fondo del pasillo, en el cual se hallaban varios adolescentes conversando y besándose entre sí. Mientras avanzaba hacia la puerta del lavado, comenzó a oír unos gritos de auxilio.

—¡Juliette, ayúdame! —oyó a alguien llamarla de forma desesperada. De forma apresurada se acercó, percatándose de que el pedido de auxilio provenía de aquella habitación.

—¿Hola? —habló con inseguridad en su voz, a través de la puerta.

—¡Juliette! Soy Nate —exclamaron dentro de la habitación—. ¡Me estoy muriendo, Julie! -dijo, soltando un grito de dolor.

—¡Oh dios, Nate! —tomó el picaporte para poder ingresar, pero estaba bloqueada por dentro—. ¿Nate, puedes abrirme? ¡Está trabada!

—No, Juliette...

—¡Nate, no puedo abrir la puerta! —soltó un sollozo, sintiendo el terror correr por sus venas, volteó hacía el pasillo con la intención de buscar ayuda pero se encontraba vacío a excepción de ella misma—. ¡Abre la puerta!

—¡Hazlo tú misma!

—No puedo, Nate —sacudió el picaporte y luego comenzó a golpear la puerta con sus puños desesperada—. ¡No puedo! ¡Abre la maldita puerta!

—No puedo moverme Julie, el kanima... —explicó con dificultad—. El kanima me hizo esto, apenas puedo respirar ¡ayúdame, por favor!