Hᴀᴜɴᴛɪɴɢ ➹ [TW] (Sin edición)

Epílogo

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Epílogo

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Nathaniel tomó un atajo por medio de un sendero en el bosque, sintiendo la ansiedad invadir su estómago a medida que se aproximaba a su destino. Paró de caminar y llevó su vista hacía el cielo, disfrutando de la pequeña brisa que le ofrecían las sombras de los altos árboles.

Desde niño le había atraído la naturaleza, su contacto con ella le permitía alejarse de los disturbios de la ciudad y le posibilitaba la reflexión consigo mismo. Su voz en su cabeza podía decir lo que quisiese, de todos modos sólo los árboles y sus hojas secas conocerían sus miedos más profundos.

Continuó su camino, oyendo únicamente sus pasos y su respiración agitada. Divisó la casa abandonada a tres metros de él y se apresuró a cortar la distancia dando grandes zancadas, cuando estuvo a punto de golpear la puerta advirtió que un símbolo extraño adornaba la entrada.

—¿Qué significa? —preguntó, sintiendo la presencia del hombre lobo a sus espaldas.

—Qué estamos en problemas —dijo con seriedad, ocasionando que Nate volteará a verlo intrigado.

—¿Estamos?

—Sabes a lo que me refiero —comentó, cruzándose de brazos y llevando su mirada a la puerta de lo que fue en su momento su hogar.

—¿Es el signo de otra manada?

—No cualquier manada —expresó, dando unos pasos hacía él—. Una manada de alfas.

—¿Una manada de alfas? —inquirió,  incrédulo—. ¿Es un chiste, no? ¿Acaso eso es posible?

—Si, lo es, y ya están aquí.

—¿Para eso me llamaste? ¿Para decirme que hay otra manada y planean acabar contigo?

—¿No me habías dicho que estabas interesado en esa familia de licántropos? ¿Los wolfkane?

—Recordaste el nombre de la familia —levantó sus cejas en sorpresa.

—¿Entonces?

—Derek, se más claro porque no entiendo a lo que quieres llegar —dijo Nate, mientras se sentaba en los escalones de la entrada.

—¿No estabas interesado en encontrar a aquella mujer? La que salía con tu padre —Nate subió la vista de forma rápida, haciendo contacto visual, sorprendido de que Hale sepa aquel secreto de su familia—. Peter me lo contó.

—¿Tu tio sabe todo sobre mi familia? —preguntó, irónico.

—Sabe que si esa manada está aquí, hay posibilidades de que entre ellos este un viejo enemigo de tu abuelo —informó.

—Gerard tiene enemigos en todo el mundo, creeme. No es asunto mío —levantó sus manos, en señal de que no quería meterse en los negocios sucios de su abuelo.

—También cabe la posibilidad de que esté esa mujer Wolfkane.

—Ella no es mi prioridad ahora —se levantó de su lugar y se acercó a él, desde aquella poca distancia podía oler el perfume de la crema de afeitar del licántropo.

—¿Y quién es entonces?

—Estoy buscando a mi hermano —confesó con una pizca de tristeza en su voz y miró el cielo despejado, como un modo de demostrarle a su padre que estaba decepcionado de él.—. Mi hermano perdido.

Derek Hale se quedó en silencio, él sabía con exactitud que la familia Argent tenía sucios secretos y que su unión se había sostenido a lo largo de los años a partir del sepultamiento de aquellos asuntos ocultos. Pero jamás se le hubiese ocurrido que desconocer miembros de la propia familia era uno de ellos.

Por otra parte, Nate no se sentía cómodo conversando en voz alta de las aventuras de su padre, por lo que tuvo intención de retirarse pero Derek le había impedido seguir su camino tomándolo de la muñeca.

Se giró a verlo, ocultando la sorpresa en su rostro. Para su mala suerte, no podía esconder sus rápidos latidos, los cuales evidenciaban aquello que en el último mes trató de reprimir con todas sus fuerzas.

—¿Te vas del pueblo? —interrogó Derek, sujetando débilmente su muñeca y apaciguando el tono de su voz, luego al comprender lo que había dicho carraspeó su garganta y reformuló su pregunta—. Quiero decir, tu hermana y tú, ¿se van del pueblo?

—No de forma permanente —respondió desconcertado, y sostuvo su mirada, sintiéndose extraño ante su contacto pero de todos modos le había agradado—. Llevaré a Juliette y a Allison a Francia, junto a mi madre. Con todo lo que pasó con mi abuelo, ellas lo necesitan más que nadie.

—¿Y qué hay de ti? ¿No mereces olvidarte de todas las acciones que él cometió?

—Él me educó como un soldado —dijo, evitando su mirada mientras clavaba su vista a sus propios zapatos y se soltaba lentamente de su agarre—. Como un cazador, no cómo su nieto. No siento pena por él, ni tampoco remordimiento. No siento nada en lo absoluto, y creo que él lo hubiese preferido así.

—¿No eras muy joven para eso?

—Es el precio que pagué para evitar que mi familia se derrumbase

—¿Perderte tu adolescencia?

—Nos estamos entendiendo, Derek Hale —sonrió desmotivado, y se despidió con una mano, evitando que el ambiente se volviese más tenso.