Hᴀᴜɴᴛɪɴɢ ➹ [TW] (Sin edición)

16 | Confianza

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Chapter 16

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Juliette se hallaba en la entrada de los vestuarios, esperando impaciente que los jugadores se retirarán de la habitación para que ella pudiera hablar tranquila con Isaac y Scott. El partido ya había finalizado cuando Jackson se derrumbó frente a todo el público, a pesar de que el equipo de Lacrosse de la preparatoria había triunfado con la actuación espectacular de Stiles, la gente recordaría esta noche como la fecha del campeonato en que un adolescente había muerto delante de sus compañeros.

Aún no lograba asimilar que Jackson ya no estuviera con ellos. No era cercana él, sólo los unía sus amigos en común. Además, a partir de la corta interacción que había tenido con él, sabía que su comportamiento problemático se debía a los problemas familiares que tenía. De modo que se sintió triste por el final que tuvo.

El grito desconsolado que había emitido Lydia al advertir su cuerpo en la cancha de Lacrosse, le había partido el corazón.

Por otro lado, la desaparición de Stiles la tenia demasiado angustiada. Si su sospecha era cierta, no lograba descifrar la razón por la que su abuelo lo había involucrado en su macabro juego.

—¿Estas bien? —preguntó Isaac, recostando su cuerpo en el marco de la puerta.

—No, estoy preocupada por Stiles —dijo, llevando una mano a su mejilla, deseado que su amigo no saliera herido—. Y no tengo mi celular para poder localizarlo.

—¿Qué sucedió con tu teléfono?

—Mi abuelo se llevó mi bolso y lo tenía guardado en él —explicó mientras ocultaba su cara en las manos—. Si algo le llega a pasar a Stiles por mi culpa...

—No es tu culpa, Juliette.

Isaac se acercó a ella y bajó sus manos para observar su rostro, acariciando su mejilla en un intento de borrar la preocupación que teñía sus facciones. Juliette hizo contacto visual con él, recordando la primera vez que lo había visto en el pasillo del instituto.
Le había llamado la atención la opacidad que empañaban sus ojos azules. Sin embargo, en ese instante advirtió un detalle nuevo en él, su mirada azul brillaba con tanta intensidad mientras mantenía su vista fija en ella.

No podía creer que el mismo hombre lobo que la había asustado esa noche en la estación de policía, era el mismo chico que la contemplaba en este momento de aquella manera.

—Ya se fueron todos —interrumpió Scott,  en el momento exacto en que Isaac había inclinado su cabeza con la intención de besarla. McCall volvió a ingresar a la habitación reprimiendo una risa.

—No puedo creerlo —se quejó, dejando caer su mano—. Él sabía lo que estaba a punto de hacer.

—Cambia esa cara, lobito —aconsejó ella mientras golpeaba suavemente su mejilla,  notando que Isaac miraba con resentimiento el lugar donde segundos antes había estado Scott.