Ya ha pasado una semana desde que me quedé en la casa de Oxígeno y el wey sigue todo chipil, ya ni la friega, parece nuevo.
Se achicopala nomás porque lo dejan plantado y ese pendejo anduvo rompiendo corazones en nuestros tiempos de preparatoria. La hipocresía.
Quedé de investigar este pedo y la verdad es que ya lo sabía desde que me preguntó nomás que me hice re wey y el que la virgen le habló porque necesito confirmar mis sospechas. No puedo ir por ahí acusando gente a lo pendejo ¿que es esto? ¿Cacería de brujas?
El chisme del Hina y el Teru lo vamos a oír hoy por fin. Ustedes no saben lo que es dormir sin poder resolver eso, wey... ¿Cómo se atrevieron a dejarme así? Que no se pasen de verdura. Yo, que lo acogi, que los cuido, que les dí un sobrenombre mamalon, les perdoné sus chingaderas, me preocupo por ellos y así me pagan.
Pinches culeros de mierda, uno les da su mano y le toman el brazo.
Fakiu.
Ahora estoy aquí en el jale haciéndome pendejo como todos los días, en mis manos llevo la rosa diaria que siempre le dejo a mi futuro morrito. Hay que tomar la ventaja mientras se pueda, no sabemos cuánto tiempo podemos estar sin que el Oikawa se ponga las pilas y es obvio que perder no es una opción.
El señorito Kei está como todas las mañanas leyendo un libro en una de las sillas del jardín. La mera neta sí está bonito.
Me lo quedó mirando y después veo la rosa, me quedo pensando y creo que es mejor que por fin investigue y confirme mis sospechas
—¿Te vas a quedar todo el día ahí?— me pregunta sin apartar la vista del libro —Si vas a dejarme otra flor hazlo rápido — dice y dejo la rosa encima del libro provocando que por fin alce la mirada y me mire con esos ojos fríos y dorados.
No puedo creer que sea tan apático y aún así...
Niego con la cabeza. Tsukishima retira la flor del libro y la pone en su regazo para volver a su tarea inicial de leer. Me tomo el atrevimiento y me siento a su lado.
—Oiga señorito Kei— es ahora o nunca
—No me llames señorito Kei— suelta un suspiro
—Bueno— se ocurre una idea y sonrío felinamente —Oye mi amor—
—Arg...— bufa —Mejor sí dime señorito — mete la rosa como separador y voltea a verme —¿Qué quieres?
—¿Quien es Daichi? — pregunto sin más rodeos y él alza una ceja con cierta confusión
—¿Por qué? ¿También le vas a regalar flores?— suelto una carcajada
—¿Celoso mi señorito?— pregunto en cierto tono pícaro y él sólo niega con la cabeza mientras un lindo rubor adorna sus mejillas.
Él es muy lindo
—Sueñas— bufa
—Para tu buena fortuna sólo estoy interesado en un chico rubio— sonrío y el frunce el entrecejo
—Daichi es...— Pero en ese momento apareció la ama de llaves con el mal de amores de mi compa.
—Joven Tsukishima, ya llegó el joven Sugawara— hizo una ligera reverencia y se retiró.
El morrito se acercó y se me quedó mirando como si me preguntará varias cosas de manera silenciosa, pero yo no soy adivino, que no mame. Además si piensa preguntarme por Oikawa no le diré ni verga.
Hasta le quite el celular para que no anduviera de joto. Hay que hacerse del rogar tantito y ese wey es medio pendejo para esas cosas.
Mi futura conquista se mete a su cantón dejando al Sugawara aquí conmigo, me lanza unos ojos suplicantes y yo nomás me hago el que la virgen me habla
—¿Has visto a Tooru?— me pregunta con la mirada baja y yo me niego a siquiera mirarlo.
Alchile nunca le voy a perdonar lo que le hizo a mi compa, lo dejo todo agüitado y madreado, bueno la madriza se la buscó, pero fue porque venía todo chipil y emputado.
—Nelpas. No conozco a ningún Tooru—
—Por favor, necesito hablar con él— pidió y yo volví a desviar la mirada en gesto digno
—Tuviste mucho tiempo para hablar con él ese día ¿no?— digo en tono tajante —Pero creo que tenían a mejores personas con las que tratar
—No, eso no fue así—
—¿Ah no?— frunzo el entrecejo y me acerco —¿Entonces quien es Daichi? Tú y yo sabemos que no es tu hermano, eres hijo único dentro de la familia Sugawara—
—Y...yo—
—Si quiere hablar con Oikawa tendrás que ir personalmente a buscarlo y decirle la verdad porque yo no me trago el cuento de que sea un familiar tuyo— recojo las tijeras del pasto y me retiro para seguir disque en mi chamba.
Ya hasta me amargó mi día, puse celoso a mi señorito y llega ese wey q importunar.
Bueno, en eso se parecen esos dos. Ambos son impertinentes.
Sacó el celular de Oxígeno y reviso las llamadas pérdidas que ha tenido durante toda la semana confirmando que el morro este sí lo ha estado buscando, pero estas no son formas, que no mame
Selecciono toda la lista de entrada y aprieto "Eliminar" Vamos a hacerle complicada la tarea al güerito para ver qué tan bien quiere a mi compa, porque de algo estoy seguro y es que Kuroo Tetsurō no le entrega sus hermanos a cualquiera que quiera romper sus corazones porque ese, ese es nuestro trabajo.
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Vamo' a portarnos mal
Фанфик"Amor prohibido murmuran por las calles porque somos de distintas sociedades" A veces la vida puede dar un giro inesperado, o al menos esa era la única explicación que podría dar Sugawara cuando sus besties le cuestionaron sobre su relación con Oik...