‡Dos‡

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Desconocido

Mientras corría por aquella casa del terror, temía por mi vida, por todo lo que me podía pasar, y sobre todo; por la muerte. Corría lo las rápido que podía, sin parar, tenía un tubo de metal en la mano lleno de sangre. Los truenos de aquella noche me hacían querer gritar y querer que esto termine. Mientras me acercaba más a la puerta de salida, más se escuchaba los pasos por todas partes, más se escuchaba esa risa que tanto me perturbó.

Resbale casi al frente de un gran pico de madera. Me levanté lo más rápido posible, pero mis pies ya no cooperaban. ¡No te puedes rendir! ¡Menos estando así! Me decía una y otra vez, me arrastré un poco cuando siento el cuerpo de una persona encima de mí espalda.

—¡SUELTAME! ¡AYÚDENME! — Grité, pero sentí una hoja afilada sobre mi cuello que me hizo callar.

—Ay, me das tanta pena, — pronunció mi nombre — Pero ya que, ahora te tengo aquí.  — Lo dijo con sus manos jugando sobre mi cabeza, como si fuera un juego.

Estaba moviendo mi mano, muy leve como para que no se diera cuenta. Sentí como de movía sobre mi, mientras más acercaba mi mano, más me acercaba a ese cuchillo que estaba amenazando a mi cuello. No sabía que hacer, si me movía a un lado, me cortaría el cuello, si me cubriera, me lo encajaría en cualquier parte del cuerpo. No sabía que hacer. Sentía la desesperación y la impotencia que le brindaba ese momento, de pensar que en un movimiento, ese cuchillo me cortaría la garganta.

De pronto recordé que tenía el tubo de metal en mi mano, pero, ¿cómo lo haría? ¿cómo haría para qué no me cortará el cuello?

Con mi mano, me cubrí el cuello, sin importar que me cortará, suspirando y estando listo, lo hice.

De un movimiento rápido me volteé, sentí el filo cortar lo mano pero mi garganta estaba intacta. Le di un golpe en la cabeza como pude que la hizo caer hacia atrás. Me arrastré pero sentí como me jalaron del cabello y me encajaban el cuchillo en el costado derecho de las costillas. Mientras más lo encajaba, más lo movía hacia un lado y hacia otro. Sentía como mi cuerpo me hacía reaccionar, pero al sentir eso, solo podía gritar.

Le di un cabezazo que escuché como trono algo, me volteé y vi como le sangraba la nariz. Respirando pesado y agitado, me guardaba el dolor de la herida. Puse mi mano en la hemorragia, como para taparla, y con la otra sostuve el tubo con toda la fuerza que me quedaba.

Vi como se levantó y me miró. Me miró con esos ojos tan radiantes que hasta me causaba escalofríos.

—¡Aléjate de mí! — le grité. Pero no hizo caso, apenas tuve tiempo para reaccionar cuando ya se había lanzado contra mí. Sentado en el sofá, le di un golpe con el tubo en la espalda.

—¡MALDITO! — Escuché y me volteo a ver. Se lanzó contra mí y puso sus manos sobre mi cuello. No tenía muchas fuerzas, pero si ganas de vivir. Podía sentir como me bloqueaba las vías respiratorias. Me movía como loco, pero nada. La empuje con el pie lo más fuerte posible que cayó hasta la mitad de la habitación. Sentí el flujo de aire otra vez en mi sistema, me levanté y trate de correr, pero no podía. Llegué a la puerta y logré salir. Sin saber lo que me esperaría afuera...

Rápidamente bajé los escalones y la lluvia me mojó rápido. Caminé lo más rápido posible, no tenía mi teléfono para llamar, estaba solo. No sabía dónde estaba. Volviendo a caminar, pero está vez más despacio, vi una luz a un lado, cuando volteé solo sentí mi cuerpo ser golpeado y ver todo de color negro...

¿Quién mató a Kaiden Jensen?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora