Nota 3

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NOTA 3 - SOBRE CÓMO NOS OBLIGAMOS A CRECER

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Run


Fue una tarde de verano cuando me sentí realmente molesto sin tener que estarlo. Tal vez dudé de mi responsabilidad como hyung (hermano mayor) o tal vez solo estaba siendo un cretino. Un cretino celoso. Jungkook había disfrutado de un fin de semana en Busan, y yo también, pero junto a mi familia.

Todo marchaba bien esa tarde, hasta que Jungkook tocó a mi puerta. Yo jamás me acercaba a la calle en solitario desde nuestro debut, ya que el acoso había escalado límites preocupantes. Seúl jamás había sido segura, pero lo más doloroso fue entender que nuestra propia ciudad también se había vuelto peligrosa. 

— Enserio que me has sorprendido al venir hasta mi casa...  - lo saludé con un abrazo sincero. 

— Lo sé, quise darte una sorpresa - Jungkook sonrió y ese simple acto me transportó hasta nuestro departamento a las afueras de Big Hit.

— Algo debes querer contarme, ¿verdad?

— Si...

— Adelante, por tu expresión no debe ser nada fácil... pero sabes que no voy a juzgarte.

— Agradecería si fuera en privado...

— Oh bien...

Caminamos hasta mi habitación, la cual permanecía vacía mientras yo no estaba. Era como una fotografía del Jimin inocente, del que no había caído en las garras del ambiente. Le serví una soda y traje caramelos para ambos. Mi madre y mi hermano aún no volvían de hacer las compras, mientras que papá trabajaba en la cafetería de la familia.

Jungkook dudó pero avanzó con mucha valentía, entonces dijo lo que tenía que decir y algo en mis entrañas rugió como un león hambriento en medio de la sabana.

— He perdido la virginidad en una fiesta con mis anteriores compañeros de curso. Sabía que mi presencia causaría problemas, pero no creí que tantos.

Mi cerebro fue víctima de un leve cortocircuito. ¿Por qué Jungkook estaba tan angustiado? ¿Por qué yo estaba tan confundido al escucharlo decir aquello?

— ¿Conoces a la chica? - pregunté con cautela. 

— Si. Es una modelo ahora... me gustaba desde pequeño, pero ella jamás me había hablado. Narya iba tres cursos por encima de mí y yo siempre le resulté  indiferente... hasta ahora. 

— Pero...

— Creo que lo hice más por presión que por deseo, por eso estoy tan angustiado.

Jungkook utilizó sus manos para tapar la vergüenza en su rostro. Algo tan lindo y especial como el sexo no debería sentirse como un martirio para él. Recordé mi primera experiencia hace solo dos años, con una compañera agradable de la academia. Jamás volvimos a hablar de eso y ella solo se atrevió a hablarme hace unos meses. Ahora que soy famoso, para variar.

— Gukkie - llamarlo de ese modo hizo que me mirara a los ojos. Su mirada inocente ya no estaba por ninguna parte y algo de eso me hizo sentir enojado, lleno de ira, consumido por la molestia - es algo mitológico lo de las primeras veces... no te autocastigues por eso. Al igual que tú, no pude seguir el proceso normal de conocer a una chica, invitarla a salir, llevarla a casa un domingo cuando mis padres se fueran de paseo. Todo fue caótico y sobre todo, olvidable. Pasará y podrás disfrutar del sexo como se debe.

— Minnie...

Lo abracé cuando vi la primera lágrima en su mejilla. Algo entre nosotros fluctuó a partir de ese momento. Ya no era el Jimin que corría tras él y él no era el Jungkook que se alejaba y me volvía un ridículo.

— Me pone feliz verte, Gukkie... que hayas venido hasta aquí, que hayas confiado en mí, me hace sentir un poco menos rechazado.

— No digas eso, por favor. Sabes que me pongo nervioso, sabes que...

— No hace falta que me sigas dando explicaciones. Somos amigos, ¿verdad? - lo detuve con un dedo sobre sus labios finos y mi mente me llevó a ese lugar oscuro lleno de preguntas... ¿Qué estaba haciendo al romper las barreras físicas que yo mismo me había impuesto con él? - no quiero explicaciones. No puedes llevarte con todos los miembros de la misma manera, ¿verdad?

— Pero tú no tienes el espacio en mi vida que crees que tienes. Tienes aún más, realmente te admiro, te quiero, y si he venido hasta aquí para contarte todo esto, es porque enserio confío en ti. Enviarle un mensaje a mis otros hyungs no hubiese sido suficiente. 

Me alejé y suspiré sin encontrar la respuesta justa. La palabra admiración jamás sonó tan bien de la boca de alguien mas. Toda la situación me hizo sentir un despiadado y egoísta a la vez. Ya no debía presionar a Jungkook, porque él me quería y admiraba a su manera.

— ¡Hola Jungkook!

Mi madre entró a la habitación sin llamar, como era habitual, y los ojos de Jungkook volvieron a tornarse profundos y misteriosos como cuando llegó. Su inocencia iba y venía según nuestra cercanía y las personas que nos rodearan, y odié saber que nuestro maknae estaba creciendo a pasos agigantados.

— Señora Park, gracias por recibirme.

— Oh, por supuesto que sí. ¿Te quedas a cenar, verdad?

— Claro.

Con un suspiro sincero y resignado, recibí a Jungkook en mi casa, junto a mi propia familia, junto a mi verdadero yo.


Jungkook habló con su madre y saludó a su hermano por teléfono luego de la cena. Decidió aceptar nuestra invitación y quedarse a dormir hasta el día siguiente, y a pesar de que mi madre puso un colchón extra en el piso, en medio de la noche, él subió a mi cama para hacerme compañía. No dije nada, absolutamente nada, e incluso sujeté sus manos cuando las envolvió alrededor de mi cintura.  Un comportamiento habitual que se volvió terapéutico en nuestras épocas más duras de enteramiento y sobre exigencia. Cuanto más duros eran nuestros días, más necesitábamos del otro por las noches.  

Nos abrazamos como los amigos se abrazan, y como los "no" amigos también.

Ese fue el preludio al nuevo rumbo de nuestra relación. Jungkook se volvió cariñoso siempre y cuando no estén las cámaras presentes. Cuando los ojos de otras personas se posaban sobre nosotros, se llenaba de nerviosismo y comenzaba a cometer errores que causarían ternura luego o tal vez molestia en cierta parte de nuestras fanáticas. Era muy difícil ser lo que éramos y controlar nuestras vidas a la vez. Cada acción, cada comentario, cada decisión pública, significaba un caos nuevo para todos nosotros como grupo.

Nos propusimos cuidarnos de las redes entre nosotros mismos, una vez que conocimos las dinámicas en internet. Taekook, Yoonmin, Namjin, era lo único que sonaba cuando buscabas nuestros nombres, y se mezclaba la fantasía... éramos conscientes de eso aunque no sabíamos como manejarlo. Bang PD nos explicó que no éramos los primeros, como tampoco seríamos los últimos... ¿pero que pasaba cuando la fantasía intercedía en nuestra pequeña realidad?

Al fin y al cabo éramos solo unos niños... niños con sentimientos e inseguridades, compartiendo  hasta el último detalle de nuestras vidas, nuestra casa, familia, sueños y deseos, nuestro todo.  

ℝed Carpet ★ KOOKMIN → JIKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora