Domando Al Esclavo Corrompido

¿PUEDO DORMIR CONTIGO?

Vi a Kassadin comer su comida sin decir una palabra. Cada vez que los dedos largos y blancos que sostenían la cuchara se movían, tenía que recordarme constantemente lo que estaba mirando. Las acciones de Kassadin irradiaban dignidad en la medida en que comer alimentos podía ser tan elegante.

"Oh, lo siento."

Miré demasiado a Kassadin que dejó de mover la mano y de repente se disculpó conmigo.

"Tiene que comer usted primero, pero soy yo quien está haciéndolo antes".

"No, está bien. No tengo mucha hambre."

Respondí con una sonrisa y él dijo con una pequeña sonrisa.

"Eres una persona muy amable."

"..."

"Es demasiado para mí."

dijo Kassadin, levantando un cuchillo y cortando el filete en trozos. Luego habló, empujando con un tenedor el filete cortado en trozos pequeños.

"Sí, es demasiado para mí como comer solo".

Cerró los ojos y me ofreció comida. Al final, puso en mi plato el bisteck que había cortado y cuando lo comí, una sonrisa de satisfacción apareció en el rostro de Kassadin.

"Es delicioso. Creo que la comida sabe mejor cuando la cortas."

"Gracias."

"¿Pero dónde aprendiste la etiqueta?".

Ante mis palabras, Kassadin dejó de moverse. Me miró con ojos tristes durante un rato, luego bajó la cabeza al suelo y abrió los labios.

"No pude aumenta mi valor como producto, así que me vi obligado a aprender la etiqueta."

"..."

Fue solo una frase. Sin embargo, en esa única frase llena de tantos dolores, podía decir lo duro que había estado viviendo Kassadin hasta ahora.

"Perdón. ¿No fue una historia divertida?".

Kassadin trató de cambiar la atmósfera incómoda, sonriendo como si estuviera bien. 

'¿Por qué?' .

La forma en que estaba tratando de ocultar las heridas que le habían estado quemando parecía superponerse con mi apariencia en mi vida anterior.

"Perdón."

"... ¿Qué?".

"Debería haberte traído antes. Debió ser muy difícil".

Al escuchar esas palabras, Kassadin puso el cuchillo en su mano y lo dejó sobre la mesa.

"Estoy bien."

"¿Eh?".

"Para ser honesto, conocerte ahora mismo es como un sueño. Si es un sueño, es lo suficientemente bueno como para no despertarme para siempre."

Cuando Kassadin terminó de hablar, se levantó de su silla y se arrodilló en el suelo. Me miró y tocó suavemente sus labios con el dorso de mi mano con un movimiento muy cuidadoso.

"Muchísimas gracias. Hermana."

Mientras hablaba, mis ojos se abrieron violentamente.

"No tienes nada por lo que estar agradecido."

'Es puramente por mí que te tengo'. 

Con ese pensamiento en mi mente, le di unas palmaditas en la espalda a Kassadin que se encontraba arrodillado frente a mí. Podía sentir los duros músculos de su espalda, que habían sido endurecidos por su larga vida de lucha, en la punta de sus dedos.