En la década de los 70's Harry conoce a Louis, un jovencito que lo saca de su abrumadora soledad. Ahora, en la década de los 80's, Harry es profesor de lengua inglesa y Louis es subdirector de uno de los institutos más importantes del país. Ambos si...
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Es necesario tomarse esa semana como descanso de sus invasivos pensamientos. Harry desde luego que se la pasa pegado a Louis, pero se pone como pretexto a sí mismo el hecho de que fueran amigos por encima de la cantidad de tiempo que pasa pensando en él. Con el paso de estos días, llega a la conclusa y precoz idea de que en realidad Louis no le gustaba. No. Lo admiraba, y muchísimo. Habían cientos de motivos para hacerlo, el mismo lo sabía bien, pues no era el único y mucho menos el primero en sentir admiración por Louis. Así que debía ser todo una confusa mezcla de entimientos.
O por lo menos eso era lo que se decía cada que se encontraba sonriendo de más hacia él. Ya que de más tendía a evitar verlo a los ojos. Louis siempre viéndolo con un deje de interés y cariño que no comprendía. Del que desconocía su origen. Era molesto en exceso, porque Harry siempre debía bajar la mirada y soportar sentir su estómago arder como si estuviera vacío. Removerse con nervio y tener que sonreír lo más casual que pudiera.
Se sentía como un tonto. Estaba tomando un idealismo tan perfectamente placentero como progresivo. Solo crecía y crecía. Aumentaba cada vez más. Le gustaba pensar en Louis. Y le gustaba escribir sobre él, aunque con una buena justificación, desde luego; Louis era experto en acomodar las palabras sin siquiera pronunciarlas. Era fácil escribir sobre él porque siempre había algo llamativo a su alrededor. Louis era alguien a quien podías escuchar por horas y aún así te dejaría impresionado. Paralelamente, Harry era bueno captando esos detalles. Era sencillo, así funcionaba, era un sistema casi automático.
La tarde del día anterior a ese sábado Harry había hecho aquel examen sorpresa que Louis había preparado para él. Creía que no le iría tan mal pues, a lo que recordaba, había podido entender, o interpretar, la mayoría de las preguntas. Y algo que podía agradecer era que Louis había sido honesto, no usó algún tema que no hubieran visto ya. Harry se siente aún más idiota al suspirar con ensoñación al pensarle. Al agradecerle sin decirle. ¿Cómo iba a estar suspirando por Louis?
El ojiazul le daría sus resultados aquel sábado en la fiesta que su madre había organizado hace días. Mentiría si dijera que no estaba nervioso, sentía que todo se mezclaba: La presencia de Louis y el hecho de que su familia estuviera en el mismo lugar que el ojiazul; recibir aquella calificación, tenía sus esperanzas inclinadas a la idea de haber obtenido buenos resultados; tener que lidiar con sus primos y, aunque no lo admitiera, por algún motivo ahora le importaba si se veía bien o no. Quería verse bien.
Y qué complicado era Harry cuando estaba bajo presión. Presión totalmente innecesaria, a quién le iba a importar cómo se vería. Solo a él. Y aún así ahí estaba, corriendo tras haber pasado toda la mañana ayudando a Oliver en el jardín, quejándose mentalmente por saber que debía darse prisa. Odiaba hacer las cosas con rapidez pero odiaba más que no salieran como él quería. Y justo ese día quería que salieran justo de acuerdo al plan pactado consigo mismo.
Se encontraba en su cuarto vistiéndose, su madre había insistido en que dicho evento tenía que ser de etiqueta. Algo muy estúpido si le preguntabas a él, pues apenas iban a asistir unas cuantas personas a su casa y Anne ya se sentía en fiesta de salón. Sin embargo, esto le daba un punto a su favor, ya que tendría que usar traje, y a él no le molestaba pues curiosamente se sentía bien vestido así. Llevaba un esmoquin, color negro; una corbata, del mismo color; camisa, blanca; un cinturón de cuero y zapatos de vestir. En su intento de complacerse a sí mismo y sus ganas de verse presentable, había peinado sus rizos de forma que no se vieran tan desordenados.