Y...¿Sabrás levantarte?

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Harry comienza a mirar directamente al rostro de Louis cuando él le observa sonriente, encendiendo sus mejillas al tenerlo cerca

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Harry comienza a mirar directamente al rostro de Louis cuando él le observa sonriente, encendiendo sus mejillas al tenerlo cerca. Inevitablemente nervioso, tímido, es presa de todo lo que el castaño hace. Ya que todos estos movimientos nimios y sencillos le atraen. Lo consumen cada vez más. Le gustaba ver a Louis.

Le atraía Louis.

Harry escucha cada una de las cosas que Liam va diciendo y por ratos ríe. Aunque jamás deja se buscar a Louis. Aprovechando cada ocasión en la que gira el rostro y ve a Liam para verlo a él también. Louis se veía significativamente menos nervioso que el, sin embargo, sus ojos azules siempre siguen el mismo trayecto que lo guía hacia el. Su corazón late más rápido cuando es consciente de que Louis también lo anhela. Lo espera.

Eso era nuevo, en realidad todo lo era.

Pues estaba saturado de emociones y sensaciones que poco sabría definir. No había pensado en el peso de la conversación que protagonizó con Louis hasta ese momento, y eso le provocó una abrupta ansiedad. Ya no había algo que esconderle, y Harry no era tonto, sabía perfectamente lo que representó aquel espectáculo de confesiones.

Hasta ese instante el creía que, una vez le hubiese expuesto a Louis sus pensamientos, el miedo del cual era dueño se iría. No había sido así.

¿Qué estaba haciendo?

Se preguntaba entonces por qué los sentimientos eran tan inesperados e inevitablemente innegables. Louis le había dicho que eso eran, sentimientos, emociones. Entonces ¿Qué definía que este sentir hacia Louis estuviera mal? ¿Y qué definía que cualquier emoción exactamente igual de pura, pero hacia una mujer, era correcta? Harry da por vencido en instantes trémulos que no son más que su resistencia cayéndose a pedazos. Peladño por peldaño. No podía dejar de verlo, sonreía al hacerlo y se sentía en una ligera plenitud de eléctrica confabulación al tenerle cerca.

Le gustaba Louis. ¿Y cómo no? Alguna vez había escuchado sobre la inspiración que traía la devoción, pero vivirla, tener tanto que decir sobre una persona y a la vez querer gritarlo todo; era un imparable impacto en el corazón de cualquier persona.

Le gustaba Louis.

—¿Es cierto que saben a jabón? —Susurró con preocupación Liam refiriéndose a los dulces que resguardaba en una de sus manos, esperando pasar desapercibido por oídos ajenos.

—¿Que no a ti te gustaba comer pegamento? Otro sabor exótico para tu lista. —Le respondió Louis con la ironía que siempre usaba cuando se mofaba de alguien.

—¡Dijiste que nunca lo contarías! —Reclamó el ojimiel totalmente ofendido, abriendo de más sus ojos.

—Yo no prometí nada. —Contestó Louis apartando su mirada de Liam con una muy fingida indignación.

—Como sea —Continuó este último. —, ya que yo sí se superar cosas, ¿Qué les parece si salimos? —Sugirió.

—Mmmm... —Harry fingió considerar su respuesta, él mismo sabía que en ese momento otro asunto era el que se mantenía ofreciéndole murmullos ansiosos. Era bastante frustrante, a decir verdad.

Lecciones cuando el sol baje || Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora