CAPITULO III

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A MEDIO CENTÍMETRO

Por fin, sus labios se tocaron con los mios con suavidad. Mi corazón martilleaba en mi pecho, y casi podía notar el de Martin contra mis dedos mientras me aferro a su camisa, senti que iba a explotar. Nos separamos tímidos y evitamos mirarnos a los ojos.

Luego de esa increíble sensación de nuestro primer beso, sólo pensaba en besarlo nuevamente y por lo que pasó después supuse que el pensó lo mismo, nos seguimos besando por mucho tiempo, lo que duró la película.

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Salimos del cine agarrados de la mano cuál pareja, como si hubiésemos ya formalizado algo, no sé en realidad que resultaría de todo esto, mientras nos dirigíamos al carro pasaba por mi mente muchas cosas, simplemente el hecho de pensarlas provocaba en mi un mar de mariposas dentro de mi cuerpo, un momento inexplicable que todavía me eriza la piel tan sólo recordarlo.

Llegamos hacia donde estaba el carro, seguíamos sin entablar ni una conversación pero no sentíamos que hacía falta hablar de algo, todo se lograba y resultaba de la misma química que nos une.

Nos subimos y lo único que pasaba por mi mente era volverlo a besar, esta vez, con más privacidad, no había otra cosa más que él y yo con música de fondo bajo una noche estrellada en el estacionamiento.

No me contuve más, me lanzo hacia él, mis manos rodearon su cuello con fuerza, tirando hacia mi rostro.

Nuestros labios se tocaron una y otra vez, nuestras lenguas jugueteando en un ritual de fuego. Parecía que ambos competíamos por ver quién era más rápido, más profundo, más placentero.

Solté un gemido y nos separamos unos segundos para coger aire, notando la cálida mano de Martín rodeándome. Nos tardamos unos segundos en volver a unir nuestras bocas. Esta vez, fue un beso lento y profundo que nos dejó a ambos sin respiración, quiso bajar su mano y sentí escalofríos de placer y el pánico me invadió al ver que me besaba con más intensidad, separándome los labios. Ya no pude pensar en nada más.

Me acerqué un poco y sellé el minúsculo espacio que quedaba libre entre nosotros, apretándome contra él, sus dedos estaban en mi cadera, de una forma que emanaba posesión. Sentí que me encendía y el corazón me iba a explotar. El abanico de emociones que experimentaba era enloquecedor.

Me asustaba y me excitaba a la vez.

Se cumplen las más preciosas fantasías palpitantes en nuestras manos.

Seguimos hablando durante meses... escogiendo miles de actividades para futuras citas, aventuras y odiseas. Constantemente nos prendemos mutuamente el uno al otro con tan sólo enviar un mensaje...

Yo antes de caer en el amor, creía que era una tontería eso del "juntos para siempre" o de los planes que hacían las parejas, y esas típicas escenas de amor. Todas esas frases cliché que decían los enamorados, y todos los actos de locura que hacían por demostrar su amor me parecían tan cursi.

Las canciones de amor para mí no tenían sentido, no entendía cuanto dolía tener que alejarte de la persona que amas, no sabía lo que era sentir mariposas en el estómago o que se te erizara la piel con tan solo escuchar su voz, sentir abejas asesinas cuando sientes celos; en fin, no entendía en lo absoluto al amor o lo que significaba estar enamorada hasta que llegó él o yo llegué a él como sea, resulta que recreó todas y cada una de las películas que vi y las historias que leí, superó mis expectativas.

COMO SI NO DOLIERA © [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora