Yibo fue hacia un karaoke, pero no para buenos asuntos. -Quedáte aquí.- Le dijo a la porrista aún afuera del demacrado sitio. Incluso apuntó el suelo para más especificación. La chica mira el suelo luego a su dedo seguido a su rostro.
-Qué gracioso - Ella ríe sin gracia alguna. -porque aquí no me voy a quedar ¿eh? Soy una chica indefensa, pequeña - Ella se toca el pecho bajo las clavículas dramatizando su rostro. Él mira todo su manierismo antes de a sus ojos. -no puedo quedarme aquí. Como hombre es tu deber no dejarme aquí ni permitir que algo me pase ¿no? - Ella brinca sus hombros antes de dar una sonrisa de labios bonita.
-Bien. Pero allá dentro tampoco estás a salvo. - Yibo advierte antes de volver a pasar de ella.
Mel solo hace de sus labios una línea delgada parpadeando demasiado. -Siempre se va así.- Ella la vuelta se da para mirar detrás suyo a verlo y como toda una princesa, lo sigue.
Allá adentro ese lugar no parece un karaoke sino un burdel pues todas las habitaciones brillaban en azúl, púrpura neón y rosado. Mientras ellos caminan el pasillo tales luces se reflejan en ellos. A la de tez chocolate le da con mirar a su izquierda y ve hombres formales parecidos a yakuzas. Pipas con brotantes humos en sus manos. Uno de ellos más cercano a la puerta voltea sobre su hombro de casualidad y la escanea de pies a cabeza.
Mel se incómoda tragando hondo.
Yibo nota su incómodo, él abre su mochila para sacar una chaqueta negra. Se da la vuelta para atar las mangas de esa chaqueta alrededor de su cintura. -Ouh - Ella respinga por lo ajustado que él crea un nudo atrás por encima de su culo. La chaqueta cubre sus muslos hasta las rodillas. Una vez culmina se restaura en orden de que ambos conecten ojos.
-Tu líder tiene auto ¿o me equívoco?- Yibo pregunta con sus rostros bien de cerca.
-Sí. Sí tiene.- Ella asiente con la cabeza.
-Dile que vaya viniendo para acá. Ahora.
-Okay.
Él se da la vuelta para seguir caminando con el mentón en alto. Camina tan determinado que se nota ya tiene la confianza de un adulto para caminar por este peligroso trazo. Mel camina con los ojos alerta a cualquier noción mientras saca su teléfono de su bolsillo trasero para escribirle a Saint.
Yibo entra a la última habitación que hay a lo último del pasillo. Ahí dentro está un chico de cuello fornido bastante ancho para su delgado rostro asiático de facciones minúsculas americanas. Evadiendo sus pequeños ojos rasgados cuyos párpados cubren la mayoría de todo, puede pasar como persona estadounidense en vez de tailandés.
Ese chico anda acostado en un mueble bien abierto de piernas con los brazos recostados en los bordes del mueble, vestido formalmente para la ocasión y hablando con un narcotraficante.El narcotraficante viste formal solo que al extremo; viste un gaban crema con zapatos negros tallados en piel de cocodrilo. Aspecto joven sí, pero ya maduro. Anda sentado en la mesa de enfrente.
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DIARIOS DE UN PORRISTA • PerthSaint
Novela Juvenil•Géneros: Survival, Horror, Comedia Negra, Romance, Escolar, Adolescentes• Saint Suppapong es el líder de porristas odiado por muchos, querido por menos. Solo tiene ojos para uno de sus porristas y ese es el siempre alegre Perth, es un amor, y Saint...