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Todos lo observaban con detenimiento, sentado en el suelo trató de entender algo a su alrededor, excepto por Samanta y él, todos se encontraban bien, Samanta tenía los pantalones destrozados y cortes por todas partes, en especial uno grande en la pierna derecha, Jesse por su parte continuaba buscando respirar correctamente mientras asimilaba sus recientes acciones, había asesinado a cuatro personas, para defenderse pero no le impedía sentirse cómo una mierda, eran unos asesinos y unos aprovechados, hasta cierto punto se lo merecían aun así él no podía aceptar el hecho de haberse convertido en asesino también.

- ¿Quieres tomar algo?

-Agua por favor, tengo seca la garganta.

Gareth sacó del mini-refrigerador de su padre una botella de agua fría, Jesse se vació la mitad en el cuerpo y se tomó una pequeña parte apenas para no morir de sed. Los demás tomaron algunas cosas del refrigerador y de la alacena, tenían hambre y sed y no sabían si podían salir en ese momento o en unas horas. No era mucho lo que podían consumir, tenían nada más latas de atún y barras de granola, agua y gaseosas, lo último no ayudaba de mucho. Axel fue quien retomó la conversación.

-Fuiste el último en subir, ¿Qué ocurrió ahí?

Planeó bien sus palabras, no era fácil contarles que cometió un atroz crimen en el primer piso, de todas formas bajarían a alguna hora y verían la horrible escena. Cuatro cadáveres atravesados por armas blancas, dejados ahí en defensa propia, esa era la única forma de sentirse un poco mejor, así trataba de calmar ese maldito sentimiento dentro de su estómago, asco tal vez era la mejor palabra para describirlo, no por toda esa sangre, por su actuar, sin dudarlo ni un segundo ordenó el asesinato de cinco personas y en ese momento sólo pudo pensar en la mujer que huyó.

-Cinco personas con feos uniformes y armas grandes me intentaron matar.

- ¿Cómo sigues vivo? -preguntó Amanda muy impresionada.

-Antes que nada debo pedirles que no me juzguen.

-Tranquilo, puedes decirnos -dijo Amanda con una voz casi maternal.

-Sus cuerpos están en la sala, yo los maté.

El silencio reinó en esa oficina por algo parecido a una eternidad, sólo la chica rubia que tanto lo odiaba unos minutos antes se acercó a él y lo abrazó fuerte, fue un abrazo largo y cálido, no necesitó hablar para entender el mensaje. Estaban con él y eso no cambiaría. Le resultó reconfortante saberlo.

-Debemos bajar -dijo Gareth.

-Ya saben cómo hacerlo -aseguró.

Se pusieron de espaldas uno contra otro, Manfred y Nia, Samanta y Gareth, a Amanda le tocó con Axel y Jesse contra la pared, con varitas levantadas a la altura del hombro y con el brazo más o menos torcido para una mejor movilidad caminó un equipo detrás del otro sin contratiempos hasta llegar a la sala donde ya no había rastro de los muertos, desaparecieron misteriosamente. La sangre, los vidrios rotos y el desastre causado por los Policías Plateados, había sido recogido en pocos minutos y parecía como si nunca hubiera ocurrido un ataque contra ellos.

- ¿Y la caja? -preguntó, con un movimiento de muñeca, Gareth la hizo llegar de regreso al sillón.

-Vamos a abrirla -dijo Manfred.

-Aún no tenemos la contraseña.

Nia levantó el brazo con la varita y apuntó al candado, Destrúyelo. ¡Vaya error! La descarga eléctrica en ella fue tan grande que la envió por el aire y la chocó contra una pared, Amanda fue la primera en llegar en su auxilio fue Amanda, a la chica no le ocurrió nada grave y su mejor amiga respiró feliz al enterarse.

El Sector Contrario (ESC #1) [HISTORIA COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora