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Dar una caminata, bajo la luz de las estrellas, con buena compañía, ¡Gran manera de relajarse después de una noche complicada! Lo habría sido para Jesse si no le hubiera tocado vigilar constantemente a los monstruos aún con vida, dos personas que no dejaban de pelear por culpa del supuesto adulto, él iba caminando detrás de todos ellos con Monserrat al lado, la chica le contaba un poco sobre su destino pero él no podía concentrarse por todas las cosas a su alrededor, el padre prácticamente se la entregó para cumplir con una misión que debería cumplir él y su mujer, apenas era un chico sin mucha experiencia en guerras, ¿Dónde iba a estar?, los monstruos inundarían pronto todo Uorlaw, él era parte de los Policías Plateados, cualquier cosa que tuviera debía cancelarlo, era su obligación como padre de familia, cuidar a su familia, incluso si hacerlo le costara la vida, abandonarlos y dejar a alguien más para cumplir con su función Jesse la vio como una acción muy cobarde.

-Jesse, esas dos mujeres se despiertan.

-No tienen sus varitas, no podrán hacer nada.

- ¿Estás seguro?

-Estoy seguro.

Exactamente en la entrada principal del Barrio 20 había un parque de juegos para niños, con toboganes, columpios y todo lo que le gusta a esos seres de cortas edades, incluyendo una cancha de futbol, los fundadores construyeron estos parques para los pequeños de esos tiempos, para que ellos tuvieran algo para divertirse a pesar de los difíciles tiempos de guerra, todas las personas llegaban a Uorlaw en busca de paz, pero siempre existía la posibilidad de ser bombardeados o de ser aniquilados por los ganadores de la Guerra Infinita, como fuera los parques eran los lugares más lindos de todo el país, los niños eran felices, eso era suficiente para los adultos.

Casi cincuenta años después de la fundación de Uorlaw, esos pequeños continuaban asistiendo al parque de juegos, ahora para sentarse en una banca a comer helado a verlos jugar y pasar el día con tranquilidad.

-Sígueme -Monserrat lo arrastró hasta el parque.

- ¿Recuerdas este lugar?

-Lo veo a diario -respondió.

- ¿Recuerdas el primer día que lo visitaste?

El primer día en C.A. no lo había pensado en años, primero recordó ver a su padre hablando con un señor como dos grandes caballeros, en esos días su madre trabajaba sin descanso, se la pasaba estresada, así que decidió ir a dar un paseo por el barrio, para no molestarla. Nada más verlo entró al parque de juegos, asustado de ver a tantos niños corriendo y gritando por todas partes se subió a un columpio. Uno de esos niños se acercó a hablarle, lo invitó a jugar futbol, en Tierras Antiguas era el deporte más practicado de todos, para algunos casi era su vida. Con dos marcos sin mallas y una bola apenas funcional comenzaron el juego, a un lado del campo de juego había una niña sentada en una silla, todos se detenían a molestarla, le ponían apodos tontos y la ignoraban cuando quería hablar, las típicas estupideces machistas de los niños. Ella tenía un lápiz en la mano y un cuaderno de dibujo, entretenida no supo del plan de los niños, cambiaron las reglas del juego, un bolazo a ella era igual a un gol, a él le repugnaba la actitud de los locales, pero no hizo nada al respecto, eran como quince a uno.

-Lo recuerdo, aunque no muy bien.

-La niña que estaba dibujando, ¿la recuerdas?

La niña pintando tenía el cabello rizado y esponjado, se mantuvo un rato peleando contra uno de sus rizos que insistía en irse a su rostro, era bajita, eso lo recordó porque estaba sentada en una alargada banca de piedra, era baja y aun así a ella le colgaban los pies de piel morena y unos lindos ojos cafés, ella era en verdad adorable, notó un inquietante parecido entre esa niña y Monserrat.

El Sector Contrario (ESC #1) [HISTORIA COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora