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Hace trece años.
La madre de Chan estaba llorando otra vez, y no podía entender por qué. Se congeló al escuchar los fuertes sollozos del primer piso. Al principio, su madre trató de permanecer callada, de esconderse de Chan y su hermana menor Lily, pero ya no.
Su padre le dijo que se quedara, pero él no era un cachorro de lobo indefenso. Chan era el futuro Alfa de los Black Wolves. No debería estar escondido como los demás. Saliendo de su habitación, planeó escabullirse por la puerta trasera e ir a la casa de Lucas. Tal vez podrían idear una estrategia para ayudar a su manada en lugar de quedarse y girar los pulgares.
La casa se volvió alarmantemente silenciosa. Lily estaba en la casa de su mejor amiga Mashiro, dejándolo solo con sus padres. Decidiendo que su madre lo necesitaba más, se dirigió escaleras abajo. Al verlo, ella instantáneamente se frotó los ojos.
Chan podría arriesgarse a adivinar por qué estaba sollozando. Otro miembro de la familia debe haber muerto. A pesar de los intentos de su madre por ocultar el horror de sus ojos de trece años, había visto los cuerpos de sus compañeros de manada y los de sus aliados.
No necesitaba ser un genio o un adulto, para saber la verdad.
Su manada estaba perdiendo la guerra contra Humans Always, un gran grupo radical humano que odia lo paranormal. Estos no eran como los otros humanos que habían invadido su territorio antes. Chan escuchó hablar a los ejecutores de su padre.
Sus enemigos fueron respaldados por una gran corporación, lo que les dio la ventaja. Las garras y los colmillos solo podían hacer mucho a los humanos que portaban rifles de alto asalto y equipos de última generación.
A pesar de su equipo, los humanos parecían más interesados en incapacitarlos en lugar de matarlos. Eso desconcertó a Chan. Su padre dijo que morir era mejor que ser tomado, lo que sea que eso significara.
—Hola, Chan. ¿No pudiste dormir? —Preguntó su madre, acariciando el espacio extra en el sofá.
Él se unió a ella. Notó que la televisión estaba encendida, pero ella apagó el sonido. Parecía distraída, exhausta.
—Tu papá volverá a casa con buenas noticias, —susurró, metiéndose un cabello rubio suelto detrás de una oreja.
—¿Buenas noticias? —Él presionó. —¿Ha encontrado una estrategia para ganar la guerra?
—No me dijo los detalles—. Su voz sonó tensa mientras sostenía su mano.
Ella estaba mintiendo. Era la forma en que le temblaban las manos cuando agarró las suyas, y él podía leer el miedo y el arrepentimiento en su voz.
A Chan le habían enseñado a leer las emociones. Un buen Alfa podía sentir cuando un miembro de la manada tenía problemas o mentía al leer el lenguaje corporal y el tono. Bueno, eso fue lo que dijo su padre. Chan todavía necesitaba practicar. Algún día, esperaba ser como su padre. Todos admiraron a Kyuhyun. Incluso los líderes de los otros grupos de animales en la ciudad valoraban las opiniones de su padre.
