I: Café Vaillant

141 7 2
                                    

...

Puedo oler aquel aroma de lluvia, la tierra mojada. Podía sentir como la brisa de la lluvia pasaba por mi rostro, las gotas de lluvia caían sobre mí. No me importaba que estuviera empapado, solo me gusta que llueva. Veía el cielo gris era extraño que lloviera en la ciudad Brillant, cerré mis ojos no tenía lo suficiente energías para disfrutar el día. Al cerrar mis ojos me gustaba escuchar las gotas de la lluvia caer al suelo y al cargamento. Me encontraba encima de un cargamento cercas del muelle.

Mi celular vibró, lo saqué de mi bolsillo. Sentía aquella sensación de que mis amigos me necesitan verme ahora. No quiero aparecer enfrente de ellos, estoy harto de sus preguntas.

Ben: Te necesitamos. Te esperaremos en el café Vaillant.

Apagué mi celular, seguí acostado. Podía escuchar varios pasos cercas dónde me encontraba. Mientras intentaba dormir, escuché una chica asustada y desesperada, me asomé un poco, miré desde abajo. Estaba manchada de su labial rojo, desarreglada su cabello. Tenía su mirada al suelo.

-¡Por favor déjame, por favor! – Suplicaba la chica con sus lágrimas. Suspiré levemente mientras observaba. Miré varios tipos acercarse a ella, eran altos y rudos.

-No te haremos nada preciosa, solo entréganos tu cartera. - Dijo. Miré un tipo acercase furioso a la escena, se interpuso en la escena lo cual los otros tipos empezaron a reírse. - Al parecer quieres una paliza también?

-A una señorita no se le debe golpear. - Dijo en un tono amenazante. Los tipos se reíron de él, lo cual ellos golpearon al tipo mientras la joven gritaba. Bufé.

-Estos tipos no dejan dormir. - Murmuré, me levanté del suelo y tomé mi bate. Por suerte tenía una lata de soda que había acabado. Golpeé la lata directo a un tipo que estaba apunto de darle un puñetazo al tipo. Todos voltearon hacía mi dirección, los acompañantes estaban asustados excepto el tipo que había lanzado la lata. - Todos ustedes son muy ruidosos.

-También quieres una paliza? - Bufó el tipo mientras se limpiaba. - Tienes mala puntería.

-Jefe, es mala idea en meternos con él... - Su voz sonó temblorosa. 

-Por qué? - Preguntó.

-Es el chico que han ganado todos los juegos y es líder de la tribu Vaillante. - Explicó. Sonreí levemente.

-Soy famoso? Jamás creí que sería famoso. - Dije con una sonrisa.

-Líder de esa tribu? Pff, no me atinó. - Aguantó su risa.

-No te apuntaba a ti, sino le apuntaba a la torre del agua. - Dijo el chico que corrió y tomé a la chica. La torre de agua cae encima de los tipos, por suerte ninguno salió herido.

-Qué carajos!? - Gritó el tipo. Me acerqué con los tipos y sonreí levemente.

-Será mejor de dejar de molestar a mujeres y mejor no molestes a mi tribu. - Dije en un tono frío, me retiré del lugar, la chica me tomó de la mano. Me sentía incómodo que me sujetara de la mano.

-Muchas gracias. - Me soltó, el chico se acercó conmigo con una mirada emocionante.

-En realidad eres el famoso... - Interrumpo.

-Sígueme. - Dije sin más que decir.

...

Mi celular empieza a timbrar, apagó mi alarma. Me levantó de mi cama y observo mi pared con llenos de dibujos. Cada uno de ellos es una visión que tuve o un sueño extraño que tuve. Decidí tomarme una ducha, luego bajar a almorzar.

Sentí como el agua cálida bajaba por mi cuerpo, terminé en enjuagarme y miré mi cicatriz de mi mano derecha. Me pregunto como logré tener esta cicatriz. No tengo recuerdos en como me lo hice, solamente crecí con ella. Salí de la ducha y me puse mi ropa más cómoda para salir a dar un paseo.

Bajé para almorzar. Entré al comedor, me encontré a mi hermana sentada almorzando. Mi madre se acercó hacía la mesa dejando unos pan cakes recién hechos en el plato. Tomé asiento a lado de mi hermana pequeña.

-Buenos días hermano! – Dijo en tono de alegría.

-Buenos días hermana. – Respondí.

-Evan, hice este pan cakes para ti. Aquí está la miel y el chocolate. Ahí está el jugo y leche. – Tomó asiento con nosotros.

-Gracias mamá. – Me serví. Mientras almorzábamos, miré a mi madre. – ¿Mamá, sabes a dónde fue mi padre? – Pregunté.

-El gobierno lo llamó de nuevo. – Respondió mientras le servía jugo a mi hermana.

Evan- De nuevo sobre el asunto de los mutantes. – Dije. Mi madre me miró un poco incomoda. - ¿Cuándo los dejará en paz? Han hecho miles de experimentos a los que han logrado detener. Los torturan, les hacen cosas horribles que usted no se imagina.

-Hijo, es por el bien de nosotros, ellos no son humanos. Son Criaturas o Mutantes que nos quieren... - Miró a mi hermana. Se levantó de su silla y recogió los platos y vasos. – Saldrás hoy? – Preguntó. ¿Por qué mi madre no le gusta hablar sobre el asunto de los humanos con dones especiales? Mi padre siempre está fuera de casa, está trabajando con los científicos y con los soldados. Me irrita un poco saber que aun siguen experimentando con ellos, ellos son iguales que nosotros. No entiendo por qué los tratan así.

Me levanté de mi silla y me apresuré por mis cosas. Me despedí de mi madre y de mi hermana. Salí de casa y miré que estaba lloviendo. No había ningún problema que llueva, solamente quiero despejar mi mente. Mientras caminaba por la ciudad, noté que había más soldados que antes. Al parecer uno de ellos logró entrar a la ciudad o uno de los experimentados escaparon.

Miré a un grupo de personas en plena calle, había tráfico. Miré soldados ahí, muchas de las personas se acercaron hacía la escena. Me acerqué hacía al grupo, uno de los soldados estaba encima de una persona.

-Suéltame! ¡Quitan sus malditas manos encima de mí! – Gritó el tipo. Miré a uno de los soldados que conozco desde hace tiempo.

-¿Cómo lograste entrar? – Le preguntó. El tipo me miró, se sorprendió en verme. El soldado notó la reacción del tipo que tuvo.

-Te estamos buscando! ¡Te necesitamos! – Dijo en un tono de alegría. – Sabía que podía encontrarte! – El soldado bajó la cabeza del tipo, la gente empezaba a susurrar entre ellos. – Necesitan tu ayuda... - El soldado lo esposó y lo levantó del suelo. – Te necesitan! ¡Estás en peligro, deberás huir! ¡Huye! – Lo subieron a un auto negro. El soldado se acercó conmigo.

-Es un tipo muy extraño, de seguro se confundió contigo por otro. – Trató en contener su risa.

Evan- ¿Tienes razón, mi padre está en el laboratorio? – Pregunté. El soldado asintió, miré al tipo estaba muy angustiado y asustado. Sentía demasiado pena por él. – Al parecer has trabajado duro, si quieres yo llevo al mutante al laboratorio. – El soldado no quería dejarme a mano de este tipo. - Confía, me haré cargo de él. - Dije, el tipo me entregó las llaves del auto. Me subí de inmediato al auto, encendí el auto. Manejé, miré hacía atrás no había ningún soldado persiguiéndonos.

TribuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora