22. Fresas

125 13 10
                                    

CHASE HUDSON

Suspiro al escuchar los gritos que se escuchan fuera de la habitación, Marco me imita. Decidimos centrar nuestra atención en Charli que se encuentra durmiendo plácidamente a nuestro lado.

Cada día desde que Marco ha decidido prácticamente mudarse de habitación a la nuestra sólo para no estar con Janessa, los gritos de esta última se han hecho presentes. Me sorprende que entre tanto alboroto Charli siga durmiendo como si nada.

—Marco, déjame explicarte —murmura Nessa con la voz quebrada, cansada—, no ha sido mi intención ocultarte todo.

El niño sólo se acuesta sobre su costado y cierra los ojos, ignorandola. Me levanto de la cama sin hacer ruido y salgo de la habitación, encontrándome con Nessa sentada en el suelo con la espalda contra la pared, llorando silenciosamente. Al verme se para rápidamente y limpia sus lágrimas.

—Él necesita tiempo, Janessa —hablo suavemente, porque un hijo no es un tema que se tome a la ligera—. Haciendo esto cada día sólo lo agobias más. Él quiere espacio para que su cabeza pueda asimilar todo.

Rompe a llorar de nuevo. No sé cómo reaccionar ni qué hacer, pero prefiero quedarme parado en mi lugar.

—Yo no quería... —solloza—. Él es mi hijo, Chase, tú también deberías entenderme porque pronto serás padre. ¡Mi hijo ni siquiera me mira a la cara!

—Y eso no es tu culpa, como muchas de las cosas que te han sucedido, pero eso no te da el derecho a venir a irrumpir nuestra paz en nuestra casa. No tengo problema con que te quedes aquí porque sé que te preocupas por Marco, pero te pido que lo hagas serenamente.

Hago una pausa.

—Charli y Marco están durmiendo en la habitación. Estoy seguro de que el niño hablará pronto contigo, pero debes dejarlo respirar, ¿entiendes? —asiente mirándome con los ojos hinchados y rojos.

Baja la mirada a sus pies, avergonzada.

—Tienes razón, lo siento. Por cierto —levanta la cabeza—, he conseguido un empleo, y les pagaré mi estadía aquí, lo prometo.

Opto por callar porque decirle que no es necesario sólo hará que insista cada vez más. Asiento y hago una seña a la puerta del cuarto.

—Iré a la habitación.

La dejo en el pasillo, pensando. Sonrío al ver a Charli somnolienta —con un solo ojo abierto— intentando acomodarse.

—No puedes dormir boca abajo, cariño —susurro mientras me acerco a ella.

—¡Ya lo sé! —bufa enojada. Dormir boca abajo es la forma más cómoda para ella pero ahora con el embarazo sólo puede dormir boca arriba o de costado.

Agarro la almohada que está en el piso —que ella me había lanzado anoche—, le levanto una pierna y pongo la almohada entre estas. Suspirando y sin nada más que hacer vuelve a cerrar los ojos y se resigna de una vez.

Me aseguro de que esté bien tapada, hago lo mismo con Marco. Tomo la laptop que está a los pies de la cama y me recuesto en el espacio que queda de esta. Abro la computadora y la siguiente hora me dispongo a trabajar, puesto que debo editar las fotos de ayer.

Ahora puedo Respirar | Tiktokers ¦ 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora