10. ¡Sorpresa!

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CHARLI DAMELIO

Suspiro, todavía con los ojos cerrados, acostada y ocupando toda la cama.

—La cama ya es parte de mí —reclamo cuando Chase me toma de un pie e intenta bajarme de la cama.

—Debes hidratarte. Sólo te levantaste para ir al baño. Tampoco comiste hoy. Anda, vamos.

—Quiero dormir.

—Ya vas a dormir en la noche.

—Todavía faltan más de diez horas para que sea de noche —hago un puchero.

Me paro sobre la cama y restriego mis ojos. Extiendo mis brazos hacia Chase para que me cargue. Sigo cansada.

Lo miro a los ojos y no puedo evitar bostezarle en la cara. Él ríe y niega con la cabeza.

Rodeo con mis brazos su cuello mientras él me sujeta por el trasero, recuesto mi cabeza sobre su hombro e inevitablemente vuelvo a cerrar los ojos.

—No te duermas de nuevo.

Resoplo.

—¿Me llevas al baño? Me da pereza caminar.

Sin decir nada me lleva en brazos al cuarto de baño. Cierro los ojos por un momento, y despierto de la nada cuando siento todo mi cuerpo empapado.

Pego un gritito.

—¡Chase, ya! —intento taparme con las manos, porque literalmente me está apuntando con la manguera hacia la cara— ¡Ya desperté, lo prometo!

Al fin el agua para y miro con el entrecejo fruncido a Chase que está con la manguera en la mano, sonriendo.

Empiezo a sacarme el pijama, refunfuñando, para darme una ducha, después de todo, ya estoy toda mojada.

***

Bostezo mientras me adentro al living. Toda la casa sigue decorada, y probablemente siga así hasta nuevo aviso porque nadie tiene ganas de nada.

Voy al refrigerador a buscar algo de comer, pero cuando lo abro, frunzo el ceño.

El pastel que hice hace una semana sigue intacto. La crema está ligeramente derretida pero nada muy grave.

¿No les gustó?

Bueno, no pueden decir que no les gustó, porque básicamente no han probado ni un bocado.

—¡¿Por qué no se comieron el pastel?! —mi grito es lo suficientemente fuerte para que todos los de la casa lo escuchen.

Dixie carraspea a mis espaldas y rápidamente bajo la mano que posaba sobre mi vientre.

—Nadie quiso probarlo hasta que vinieras, para así poder celebrar el cumpleaños de Chase como corresponde.

—¿Es decir que si no volvía podrían haber dejado el pastel por mil años?

—No es chistoso, Charli.

Ruedo los ojos.

—Bueno, pues hoy celebraremos con lo que tenemos —hago una mueca mientras saco el pastel y lo deposito en la mesa—, sólo espero que no esté muy añejo.

Hago una pausa ante la idea que se me acaba de ocurrir.

—Dixie —la llamo—, ¿podrías reunir a los demás y poner la mesa? Debo arreglar algo.

—Claro, tú ve.

Casi que voy corriendo a la habitación de Samantha, que cuando llego entro sin pasar.

Ahora puedo Respirar | Tiktokers ¦ 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora