18. Antojos y Hormonas Calientes

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CHASE HUDSON

Me remuevo en la cama cuando siento que me sacuden el hombro. Bostezando, giro la cabeza, encontrándome con Charli que me pide disculpas con la mirada.

Veo el reloj en la mesita. 4:17a.m.

—¿Sucede algo? —pregunto con la voz ronca.

—Estoy hambrienta, Chase.

Me paso las manos por el rostro.

—¿Algún antojo en específico esta vez?

Sonríe tímidamente.

—Tengo muchas ganas de comer arroz con verduras.

Por supuesto. Tenía que ser algo que no sé cocinar.

Me levanto de la cama, estirandome. Bostezo una vez más y voy a prender la luz. Rebusco en el closet un par de calcetines para Charli puesto que se encuentra descalza.

Me vuelvo hacia ella y me arrodillo a un lado de la cama. Me agradece al ver lo que estoy haciendo.

Tomo sus pies y los envuelvo en los calcetines de polar. El piso está helado y lo último que quiero es que agarre un resfriado en su estado.

Admiro su estómago debido a que sólo está en ropa interior. Se pone una bata encima y es inexplicable la manera en que se ve radiante hasta de madrugada.

Su vientre ha crecido más desde las dos semanas que han pasado desde la consulta con la ginecóloga.

Por lo general, no se le recomienda a una persona con un desorden alimenticio o dismorfia corporal tener un embarazo debido a la falta de nutrientes y los posibles pensamientos negativos al ver que su peso ha aumentado.

Si, Charli tiene pequeños rastros de su trastorno alimenticio. Ya sólo quedan estragos de él y sinceramente, en un principio también pensé que Char, al ver su abdomen crecer adquiriría una posición en negativa. Por suerte, ha sido todo lo contrario.

Entiende que los cambios en su cuerpo se producen por dos vidas más que crecen dentro de ella. También es consciente de que probablemente, del parto en adelante, su físico nunca volverá a ser el mismo, pero poco a poco va aceptandolo.

Se levanta y ambos bajamos al primer piso, yendo a la cocina en sumo silencio para no despertar a nadie.

Ella me ayuda a buscar las cosas necesarias para luego sentarse en una de las butacas de la encimera, viendo cada uno de mis movimientos.

Recuerdo sus palabras cuando me enseñó a cocinar este plato hace cuatro años, cuando estábamos escapando y sólo éramos cuatro chiquillos cuidando de otro crío de diez años.

—Una taza de arroz equivale a dos de agua, pone una taza de arroz para cada uno, así sobrará para el almuerzo de mañana.

Empiezo a preparar todo en una sartén. Yo nada más estoy con unos pantalones de pijama, cosa que no me molesta mucho teniendo en cuenta el calor del aire acondicionado.

En otra instancia, este plato podría haberlo hecho Charli por sí sola, pero durante el transcurso de nuestra relación confesó haberlo olvidado durante su periodo de desintoxicación. En realidad, había olvidado pequeños fragmentos de su vida, pero cada vez lograba recordar con mayor claridad y facilidad.

Ahora puedo Respirar | Tiktokers ¦ 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora