28. La Llamada

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—¿Papeles de adopción? —susurra.

Muerdo mi labio inferior con nerviosismo como un gesto involuntario y asiento.

—Lo hemos pensado mucho, Marco, y nos decidimos por hacerte la propuesta. No tendrías que considerarnos tus padres de la nada, tú vas a tu tiempo, además que lo de Janessa ha pasado hace tan poco, y...

Me callo cuando el niño se abalanza a nosotros, abrazandonos por el cuello. Sonrío a la vez que acaricio su espalda.

—Puedes pensarlo si quieres, es tú decisión, tú decides.

Se separa y nos mira con los ojos ligeramente cristalinos, los cuales intenta que no veamos, desviando la mirada a sus manos sobre su regazo que juguetean nerviosamente.

—No hay nada que pensar, me encantaría ser parte de su familia, de verdad —hace una pausa—. Ya me siento parte de la familia de todos ustedes, pero esto es distinto.

—¿Entonces eso es un sí? —sonrío ladina.

Asiente tímidamente.

Lo atraigo de nuevo hacia nosotros para abrazarlo y beso su cabeza.

—Ya tenemos una habitación para ti en casa —le informa Chase.

—Y podrás decorarla como quieras —añado.

—¿Entonces puedo pintar las paredes negras con pintura roja cayendo como sangre? —bromea.

—¡Por supuesto que no!

—Por ahora lo mejor será contratar un profesor —Chase cambia el tema—, y cuando estés listo, podrás ir al instituto, ¿te parece bien?

El niño asiente. Posa una mano sobre mi estómago y deposita un beso en él, mis niñas no tardan en moverse. Marco me mira con los ojos muy abiertos.

—¿A-acaba de patear?

Oh, cierto que todos piensan que sólo se trata de una niña.

Miro a Chase significativamente y él asiente.

—Respecto a eso... —me aclaro la garganta—. No es una sola bebé.

Marco abre los ojos aún más, si eso es posible.

—Son dos —habla Chase.

Veo como el niño traga con dificultad.

—Entonces... ¿Ellas acaban de patear?

Hago un sonidito de afirmación.

Nos quedamos durante un par de minutos sumidos en un silencio cómodo, pensando en todo y a la vez en nada.

Marco y yo bostezamos al mismo tiempo, Chase nos mira divertido.

—¿Tienen sueño?

Asentimos.

—Entonces tomen una siesta, pero sólo por hoy. Mañana debemos llevar las últimas cosas a la otra casa, ¿de acuerdo?

—De acuerdo, gruñón —lo molesto.

Él me mira con los ojos entrecerrados y me da una sonrisa ladeada. Sé lo que significa eso. Le muestro mi lengua, infantilmente.

Me acomodo en la cama y luego de muchas vueltas logro encontrar una posición que es más cómoda.

***

CHASE HUDSON

Dejo la caja sobre el piso del salón. Noah, Jack, Samantha y Adeline me ayudan con la mudanza. Dixie y Angie se han quedado en casa jugando con Emma, y Char y Marco durmiendo.

Ahora puedo Respirar | Tiktokers ¦ 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora