Desición

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A la mañana siguiente, preguntándose que tan cierto era lo que veía que tan real era la luz del día atravesando la ventana, no se trató de un sueño, todo fue real, todo era real. Conservando un poco de incredulidad se preparó con la ropa del día anterior, Bema esperaba en la cocina con los demás por Goku aunque no lo sabía exactamente. El mencionado terminó el desayuno y prosiguió.

—Bien, vamos con Bulma.

—Llevala en el automóvil, Goku. Será más seguro para ella.

—Pero el viaje es largo, Milk.

—No importa, la niña puede asustarse —habló firme a su esposo.

—Haremos algo mejor.

La mujer miró suspicaz a su esposo quien le daba indicaciones a la pequeña de tomar su mano y cerrar los ojos.

—Sostenganse muchachos.

Ambos jóvenes entusiastas aceptaron, tocaron el hombro de su padre.

—¡Ay, Goku eres un terco! –le gritó su mujer.

—Será más rápido, no le pasará nada. Volveremos pronto, Milk.

Si bien los tres varones desaparecieron, la chiquilla permanecía en el mismo lugar, ahora con un gesto de sorpresa al no sentir la mano de Goku al igual que no verlo por ningún lado.

El hombre volvió solo dándole a la chiquilla un gran susto por aparecer de repente.

"¡Ay! ¿Qué rayos pasó?" 

—Lo siento, pequeña. Lo haré una vez más.

Repitió las instrucciones a la niña que sin problema obedeció suponiendo lo que trataría de hacer el guerrero, y aquello la puso más nerviosa.

El segundo intento falló, el matrimonio no se lo explicaba, sin más, para Milk fue otra oportunidad de insistir a su esposo a usar el auto.

—La llevaré volando, es lo mejor.

—Goku...

—Milk, puede que extrañe a su familia por eso lo hago, no perderé tanto tiempo. El camino de aquí a casa de Bulma es largo.

—Ah —suspiró—, sostenla bien —la mujer se llevó su mano a la cara cansada de insistir.

—Descuida.

El guerrero dio las últimas indicaciones de subir a su espalda, se inclinó y dejó que Bema subiera sosteniendose de su cuello  y abrazando su cintura con las piernas. Goku también sostuvo de sus manos a la niña, avanzó fuera del hogar y despidió a su mujer quien le hacia señales a la joven de sostenerse con fuerza, él comenzaba a separarse del suelo mientras ella pegaba la mejilla a su espalda, aún cuando fuera una experiencia meramente genial ella tenía miedo de asomarse tan siquiera.

En un santiamén llegaron a la Corporación Cápsula aterrizando en el patio de pruebas de Bulma, dado a los nervios de la niña el saiyajin sentía las manos sudorosas y enseguida bajó a Bema con cuidado. La chica sintió los pies en la tierra y ansiosa frotaba sus manos.

—Papá, ¿Por qué tardaron? —preguntó el erudito.

—No estoy seguro de lo que pasó. Simplemente no pude teletransportarme con ella.

Nuevamente la joven no comprendía nada, lo único que notaba eran los cambios de gestos en terceros, la científica se mostraba feliz y molesta al mismo tiempo dándole una regañiza al saiyajin.

...

—¿Estas seguro que viene de otro lugar?

—Casi, o se perdió en el bosque.

Fortuito: La esperanza que el caos abrazóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora