Frágil

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Otro horario en sus manos suponía un nuevo comienzo para la joven a partir de actividades que le permitirían desarrollarse, descubrir y mejorar. La pequeña veía un compromiso con ella misma.

Listo el horario, Goku asignó un tiempo dedicado a su nueva discípula además de otorgarle ropa adecuada que consistía en una camisa blanca, un pantalón negro holgado, el cinto y los zapatos especiales. Era distinto al uniforme del estilo tortuga puesto que el gi no convencia del todo a la menor y siendo sincero al veterano tampoco. Dicho traje fue comprado junto con otros tres conjuntos iguales porque el modelo sería descontinuado tras el éxito de los uniformes de la escuela de Míster Satán, que a opinión de Bema parecían pijama. Tal vez podré ser por unos instantes igual a Bruce o Jackie.

Se veía al espejo con el uniforme holgado, sus talones tropezaban con la tela del pantalón, la camisa parecía vestido corto y el cinto estaba mal atado. El mayor aconsejó a la joven cómo colocarse el cinto mientras por la puerta de la habitación su esposa lo miraba enternecida recordando la infancia de sus hijos. "Arreglaré esa ropa, te queda demasiado grande" les dijo a ambos; un "gracias" recibió a cambio.

La fría mañana daba la bienvenida a Bema para algo nuevo, ella se levantó, acomodó su cama lo mejor posible y vistió el uniforme mirando al espejo sintiéndose cómoda creyendo que no sé veía tan robusta. El sol apenas se asomaba entre las montañas, a las siete en punto la joven se presentó sintiendo frío y sueño, extrañaba su cama con las sábanas calentitas.
-¿Lista Bema? -entusiasta preguntó el mayor realizando estiramientos.
-S-sí -se abrazaba tratando de sentir un poco de calor.
-Oh, estas temblando, descuida, pronto se te pasará. Dime, ¿ya habías entrenado antes? -rascaba su cabeza.
-No Señ... oh, es decir -corrigió-, no maestro -negó con la cabeza.
-Mmm -ignoró la manera de llamarlo-, entonces pondré a prueba tu condición física -miró a la niña tiritar con la mirada dudosa-. Te acompañaré en este recorrido, es normal sentir miedo al principio. Vamos.

Realizado el calentamiento los verdaderos ejercicios iniciaron. Goku hizo trotar a Bema indicando a la joven que siguiera su paso andando por los enormes pastizales hasta cruzar un pequeño bosque de ida y vuelta, sin embargo, Bema hacia paradas continuas debido a su condición. La dificultad al respirar, el dolor en el vientre, el ardor en las piernas y la pesadez de mantener el ritmo hasta la desagradable sensación de vomito.

Goku le permitía descansar procurando motivarla a seguir, aunque Bema dejaba su confianza de lado otra vez, no lo lograría, como todo intento a lo largo de su vida la mayoría era un fracaso y este no sería la excepción.

El saiyajin convenció a la joven de seguir el camino aunque fuese a pasos lentos porque harían más actividades. "Persiste", hizo los ejercicios junto a su discípula dedicándole paciencia, le demostraba lo divertido que era para él estar a su lado.

La salvación al entrenamiento llegó, las once de la mañana ya eran por ende Goku llevó a casa a la joven y él se marchó a su trabajo no sin antes felicitarla por el esfuerzo, ella le agradeció. El hombre se retiró con el obento que su esposa le tenía preparado.

Bema volvió a asearse después de lavar el uniforme. Se presentó con una playera blanca de rayas azules y un overol de mezclilla, los zapatos de entrenamiento los cambió por unos tenis delgados color crema.

Buscó la libreta usada que le dio Goten para los primeros apuntes con Gohan, recordó también los consejos que el hermano menor le había dado: Se ordenada con los apuntes, por favor no los revuelvas en otras libretas. Si tienes dudas lo mejor es preguntar después de la explicación puesto que al final comprenderás lo que quiso decir. Importa que la libreta y los libros no esten maltratados, puedes subrayar y agregar notas pero no pintarrajear. Por último abrió las ventanas del cuarto, la cama estaba hecha y el escritorio despejado para las posibles tareas.

Bema esperaba a Gohan con su libreta y lápices en la sala. Cuando él llegó le indicó que la clase sería en su habitación. Gohan traía tizas y un típico pizarrón negro, estos se encontraban en la cápsula que había comprado junto con dos mesas y dos sillas que servirían tanto a maestro como alumna.

-Vamos a comenzar Bema. Te traje estos cuadernos y algunos libros para los temas que vamos a tratar.
-Está bien, se lo agradezco -tímida tomó una de las libretas pasando rápido las hojas entre sus dedos capturando el aroma-. Huele bien -sonrió.
-Bema, debo pedirte un favor, responde estás preguntas, con ellas y otros ejercicios nos ayudarán a saber cómo llevar tus lecciones. No haremos mucho por hoy, seguramente comenzaremos con totalidad el miércoles. Así tendrás tiempo de organizarte.

La joven realizó el examen sin problemas dentro del tiempo estimado por el erudito, una vez que terminó Gohan le indicó que sus clases serían en esa misma habitación, no sólo por viejos recuerdos suyos sino el ambiente tranquilo; el espacio abierto y fresco le haría bien, por lo tanto le gustaría verlo ordenado, así como está todos los días, replicó el mayor.

Transcurrieron unos minutos hasta que Gohan le entregara los resultados a la niña, él comenzó a explicarle el método de aprendizaje que usarían y cómo le ayudaría a aprovecharlo. Para un punto de partida el mayor quería saber de sus intereses.

-Bema, ¿te has preguntado cómo se hace algún objeto que uses siempre?
-Ajá, como el papel -respondió tímida.
-Bien ¿y por qué el papel? -tomó asiento en la silla que estaba frente a la mesa de la joven.
-Con él puedo hacer figuras de origami.
Gohan notaba el miedo al hablarle, la pequeña jugaba con sus dedos manteniendolos entrelazados sobre la mesa, desviaba la mirada.
-Cielos, entonces tú hiciste el oso de papel que está sobre el escritorio -señaló la figura acercándose para tomarlo.
-Sí.
-Es lindo, has practicado lo suficiente no se ve arrugado en ninguna parte -su aprecio era genuino, colocó el oso de vuelta-, ¿alguna vez viste el proceso para la elaboración del papel?
-No, solo me lo han explicado.
-Supongo que en alguna clase.
-Oh, nada de eso, me lo explicó mi hermano, en la escuela no se dan temas irrelevantes o clases basura.
-¿Por qué les llamas así? -no esperaba esa respuesta, se mantenía tranquilo.
-Así se les dice a las clases que no aportan el conocimiento necesario a los alumnos que buscan solución a la crisis que atraviesa el mundo, está mal visto tener conocimientos inútiles. La crisis de los fenómenos naturales ha hecho muchos cambios por lo que entiendo.
-Me sorprende la situación por la que están pasando, temo pensar que se les exige demasiado a todo el mundo.
Bema guardó silencio bajando levemente la mirada.
-Podría decirse que estamos desesperados por encontrar genios en las aulas -respondió burlona.
-Dime, Bema ¿notaste alguna vez que te iba bien en ciertas clases? -volvió a su asiento.
-A decir verdad me va mal en toda materia -rascaba su nuca, no levantaba la mirada.
-Mmm, ¿y los profesores no te daban asesorías?
-Detestaba pedirles asesorías, p-por... -la joven se tragó las palabras.
-Tranquila, puedes decírmelo ¿por qué? -insistió.
-Por burlas -confesó en voz baja, levantó la mirada hacia su maestro demostrandole confianza-, también rumores entre los profesores que llegaban a oídos de mis padres.
-¿Ellos sabían que te molestaban? -la veía consternado.
-Sí, pero decían que es lo que causaban mis tonterías, me lo he buscado y no tengo derecho a quejarme.

Gohan no creía la respuesta de la chiquilla pero su postura no mentía, sus ojos y gestos no lo hacían. Desconocía los problemas que le hacían mantener la mirada triste o poco expresiva, apenas la veia sonreír. Evidentemente el mayor se había desviado del tema

-Bema, tendré que conocerte más de ahora en adelante, gracias por decirmelo, y... Sé que son tus padres pero no debieron decirte eso -Sonó el reloj de mano de Gohan-. Mira, ¿te parece si dejamos por hoy la clase?, ve a jugar con Goten y Uub. Ya hablaré más contigo.
-Sí maestro Gohan, mañana lo veré. Y... y gracias -se levantó de su lugar e hizo una reverencia.

Ella se marchó de la habitación, Gohan estaba intrigado ante las respuestas de la joven, sabía que también tenía su pasado, su historia.

Sintió el papel cortar su dedo tras ser arrebatada la figura de un dinosaurio por el profesor que daba la clase, estrictamente el hombre pidió atención cosa que no recibía de su alumna. En consecuencia ella observó como el dinosaurio de papel se convertía en cenizas...

Fortuito: La esperanza que el caos abrazóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora