Petición

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Ya en casa, los tres varones acompañados de la joven discutían ansiosos la manera en que le pedirían a la temperamental ama de casa que una niña, quien posiblemente no era una humana común, se quedara a vivir en su casa por un tiempo indefinido.
Derrotado por dos votos a favor y una mirada confusa el padre de familia se resignó a explicar la situación y hacer la petición.

—Y bien, ¿qué les dijo Bulma sobre ella, podrán ayudarla? —decía preocupada.
—Mmm, no, Milk. Realmente no pudimos ayudarla en nada —confesó.
—Pero ¿por qué? —insistió intrigada.
—Bulma no pudo averiguar mucho sobre ella, sin embargo, le dio una pastilla que fuera adecuada, pretendía que Bema lograra entendernos y comunicarse con nosotros.
—Pero por alguna razón la pastilla tarda en hacer efecto —explicó Gohan.
—Y... pero... ¿qué podemos hacer con ella?
Goku tomó aire, no lo pensó más.
—Milk, te quería preguntar si la niña puede quedarse con nosotros mientras hallamos la manera de ayudarla.
—¡Qué! —exclamó.
"¿Y ahora sobre qué discutirán?, ¿para qué era esa pastilla?, sólo necesito saber que sucede."
—Goku —añadió su esposa ruborizada, sus ojos estaban a punto de cristalizarse, no obstante dirigió la mirada a la niña—. No quiero que tarde en irse, no porque no quiera que se quede sino cuando se vaya...
—Milk, sabremos pronto de dónde viene, no serán más que unos días, además pienso trabajar de nuevo —llevó una mano a la nuca asombrado de su decisión.
—No estaría mal, mamá. Te hará compañía mientras yo estoy en la escuela.
—No veo por qué no deba quedarse sólo unos días. La niña se ve algo confundida, tú podrías ayudarla —dijo por último Gohan.
La mujer lo pensó por unos segundos eternos para los varones de la casa. Milk se rindió en un suspiro aceptando de ahora en adelante lo que viniera:
—Esta bien, hay que cuidarla —sentenció firme.
Contentos con la respuesta levantaron la voz alegres, extrañamente Bema tuvo que cubrir sus oídos porque un zumbido los atormentaba cuando los sonidos eran fuertes.

La familia notó el comportamiento de la niña sin entender qué le pasaba, entre quejidos los cubrió más al escuchar que tocaron la puerta.
—Seguro es Vídel y Pan —dijo Gohan en voz baja.
—Pensé que llegarían más tarde de su viaje con Mr. Satán —dijo Goten.
—Abre la puerta Gohan, la llevaré a su habitación —
La mujer se llevó a la niña mientras Gohan se acercaba dudoso a la puerta mirando a su padre.
—¡Abuelita ya llegamos!, el abuelo Satán me dio unos obsequios para ti.
—¿Pan? —habló Gohan pegado a la puerta.
—Gohan, ¿no abrirás la puerta? —extrañada le dijo su esposa del otro lado.
—Lo haré, Vídel. Me alegra que regresaran —su voz era más nerviosa que alegre.
—Te dije que estaría con la abuela —decia Pan a su mamá.

"Mis oídos..., qué fue lo que me dio Bulma, duele mucho."

Bema estaba en posición fetal cubriendo sus oídos, Milk cubrió con una manta a la niña y esperó a su lado media hora hasta que la huésped durmiera. Las emociones de sus seres queridos golpeaban con suavidad la puerta mientras Milk digeria lo mejor posible los sucesos para salir de la habitación.

La noche por fin llegó y las cosas en la familia Son se calmaban. Bema despertó en la oscuridad de la habitación, su cabeza le punzaba y el zumbido en los oídos desaparecia con lentitud. Al otro lado de la puerta escuchaba voces.
"¿Todo se trató de un loco sueño?", pensó desorientada por el tiempo que pasó durmiendo, giró la perilla y salió sin hacer ruido dispuesta a reconocer las palabras. Dio unos pasos más al frente saliendo del oscuro pasillo que daba al comedor.
—Creemos que la niña fue la causante de...
—Gohan —susurró la mujer de ojos azules.
"¿Y ahora que hice?... Espera un momento"
—Pequeña —habló una voz maternal.
La niña giró la cabeza a donde le llamaban siendo su mirada atenta.
—¿Ya no te duele la cabeza? —pregutntó despacio Milk esperando un milagro.
La mencionada negó con la cabeza, todos tardaron unos segundos en notar el efecto de la pastilla.
—Por fin, la píldora funcionó —comentó Goku aliviado.
Pan se acercó a la causante de tanto misterio mirándola de arriba a abajo con curiosidad.
—Hola —le tendió la mano—, s-soy, soy Bema.
La chiquilla permaneció con la mano tendida por unos segundos hasta que la joven respondió:
—Me llamo Pan. Son Pan —tomó su mano y la sacudió—. Es, es un gusto —sonrió.
Milk abrazó repentinamente a la niña y los demás se acercaron a saludar, cada uno lo hacía con una sonrisa cálida y diciendo sus respectivos nombres.

Fortuito: La esperanza que el caos abrazóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora