5. No puedo vivir sin ti

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Sasuke

La aceleración de mis latidos comenzaron a retumbar en mi pecho en cuanto abandoné a mi Hokage. Me carcomía saber que Naruto no estaba bien después de las palabras insensibles de Gaara, y no podía hacer nada más que cumplir con lo que me pidió. A medida que me alejaba de él, se creaba un presentimiento que me alertaba; el miedo se empezó a hacer presente en el momento que salí de aquella puerta. Mi estómago se revolvía con cada paso que daba hacia la salida de la torre.

Algo tenía que hacer para tolerar la incertidumbre de lo que podría sucederle mientras estuviera con Boruto, necesitaba algo en qué apoyarme. Me vino a la mente que Shikamaru podría ocuparse de Naruto, mientras me asegurara que Boruto se encontrara bien y su padre se ocupara de encontrar la forma de evitar una tragedia.

El estrés se instaló como un peso más en mi cuerpo, lo que me impedía moverme con la misma agilidad. Era insoportable; por primera vez estaba experimentando debilidad y se apoderaba  físico y emocionalmente. Me aterraba pensar en un mundo sin Naruto, ni Boruto. 

« Ayúdame, niisan, por favor »  Rezaba mientras caminaba en busca de Shikamaru, quería hacer esto rápido porque el pálpito en mi pecho no me dejaba en paz. 

–¡Shikamaru! –exclamé– El hokage me ordenó estar con Boruto, pero necesito que mantengas vigilado a Naruto, sabemos que no está bien después de esa estúpida reunión –sonó más a una orden que un favor–. Si surge una novedad en el tiempo que no estoy, me avisas al instante sin importar lo que él te diga, porque te juro que si me omites información, –revelé mi sharingan automáticamente–, dejaré que tu cuerpo se pudra mientras te someto a mi genjutsu –advertí con severidad.

–Te mantendré al tanto, no hace falta que me hagas esos ojitos, Uchiha.

Aceleré el paso para llegar a la casa de Naruto, saltaba techos a pesar de la resistencia que hacía mi cuerpo, como si las fuerzas me faltaran con cada paso que hacía, como si me debilitara conforme me acercaba. Aun así, no podía detenerme, pero una corazonada se mantenía en mi pecho como advertencia, lo que hacía que me estresara y mis músculos se tensaran al grado de provocarme un dolor en todo el cuerpo. Esto no iba a ser nada bueno para mi cabeza y en ese preciso momento sentí indicios de que se venía una terrible punzada como la de la mañana. 

Ya estaba muy cerca de la casa de los Uzumaki, y me tomé rápido una de las pastillas que me dio Sakura. No podía darme el lujo de caer en estos momentos.

Tan pronto me acerqué a la casa de Naruto que mi corazón dio un vuelvo en mi pecho al presenciar varios chakras por la zona. Oculté el mío y me detuve de inmediato. Me resguardé en lo alto de un árbol, lejos de aquellos desconocidos, donde podía vigilar la casa y descubrir de quiénes se trataba. La sensación en mi pecho se hacía cada vez más fuerte. Algo no estaba bien,  presentía que se trataba de algo perverso.

Activé mi sharingan, pude detectar una máscara familiar que se encontraba oculta en uno de los árboles alrededor de la casa y fue que entendí que se trataba de los ANBU. Estos estaban vigilando la casa de Naruto, más que nada, a Boruto.

Cada minuto que pasaba hacía eterna la espera para entrar a esa casa y sacar a Boruto de ahí, pero tenía que asegurarme de lo que pasaba fuera de ella. Sin embargo, resaltó la presencia de un chakra muy familiar dentro del resto. Antes de que pudiera reaccionar, el dueño de éste se apareció donde me encontraba oculto.

–Tenemos que hablar –el tono que utilizó solo hizo que me alertara más.

–¿Qué carajos está pasando? ¿Y qué haces aquí, Kakashi? –me escuché desesperado.

–Es obra del Consejo –explicó sin reparo–. La situación de Boruto llegó a oídos de las altas autoridades y desconfían de las acciones que pueda tomar el Hokage al tratarse de su hijo. Parece que quieren encargarse del futuro de Boruto por encima de Naruto.

Solo te pertenezco a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora