❛ Ella es una arquera que por fin
pudo unirse a la misión de su padre
Él un velocista que no pudo evitar
admirarla, aunque intento detenerlo
Y se enamoraron en medio de una
guerra de héroes. ❜
𝓔n donde a allison barto...
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EN UNA OFICINA, UN HOMBRE conversaba con alguien a través de una radio, mientras sus hombres trabajaban en el barco. De repente, las luces se apagaron, y las quejas de los hombres resonaron.
El hombre, alarmado, tomó un arma y se movió. Sin embargo, antes de que pudiera reaccionar, Pietro pasó corriendo a su lado y le arrebató la pistola con rapidez.
Se cruzó de brazos, sonriendo, mientras Wanda y Allison se acercaban; esta última, con su arco en mano y una flecha preparada.
—Sí, los mejorados —dijo Ulysses, observando a Allison—. Vaya, miren a quién tenemos aquí. La hija del famoso Hawkeye —Allison lo miró con desdén—. Los preciados alumnos de Strucker y la hija de un Vengador. ¿Quieren un dulce?
Los tres lo miraban con seriedad, sin dejarse intimidar.
—Lamento lo que le pasó a Strucker —dijo Ulysses, con una sonrisa burlona—. Pero él sabía qué clase de mundo estaba ayudando a caer. La vida humana no es un mercado en crecimiento. ¿No sabían? ¿Es la primera vez que intimidan a alguien?
—La mía no —respondió Allison, encogiéndose de hombros—. Verás, estar entre Vengadores tiene sus ventajas.
—Pues me temo que no tengo tanto miedo —replicó Ulysses.
—Todos les tememos a algo —dijo Wanda.
—La sepia. Un molusco de mar. Refleja la luz, brilla para hipnotizar a la presa... Vi un documental. Fue aterrador.
Mientras Ulysses hablaba, Pietro corrió a su lado, cogiendo un dulce de una mesa cercana y comenzando a comerlo. Allison lo observó con un deje de diversión.
Tras unos segundos, extendió la mano hacia él, y Pietro, con un suspiro resignado, tomó otro dulce y se lo ofreció.
—Si vas a hacerme trucos mentales y quieres que vea sepias gigantes, sé que no vienes a hacer negocios y que tú no mandas —dijo Ulysses, mirando a la castaña—. Y yo solo trato con el hombre a cargo.
Justo en ese momento, Ultrón apareció detrás de él, rompiendo la ventana al entrar y lanzando al hombre lejos de ellos como si fuera una muñeca de trapo.
—No hay hombre a cargo —respondió Ultrón, inclinándose a la altura de Ulysses y mirándolo fijamente—. Hablemos de negocios.
[ • • • ]
Ulysses los condujo a una especie de bóveda. Ultrón, observando una pieza de vibranio, dijo en un tono solemne:
