09. chapter nine

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DESPUÉS DE HABER PENSANDO un rato en la punta de flecha, Allison subió al piso de arriba

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DESPUÉS DE HABER PENSANDO un rato en la punta de flecha, Allison subió al piso de arriba. El sonido del teléfono en la mesa la hizo detenerse, y al mirar la pantalla, vio el mensaje de su padre. Le dijo que Nick Fury estaba allí.

—Ultrón los sacó de combate para ganar tiempo —decía el agente una vez estuvieron todos reunidos en la sala y cocina—. Según mis contactos, está creando algo.

Allison frunció el ceño, pero antes de que pudiera pensar más, Lila se acercó a ella y a Natasha, que estaban sentadas juntas, y les dio un dibujo.

—Gracias, enana —le sonrió Allison, dándole un beso en la mejilla, mientras la mujer solo le sonría.

—¿Me puedo sentar en tu regazo?

Allison soltó una risa suave y, con cariño, la levantó y la sentó sobre sus piernas, sosteniéndola por la cintura para que no cayera. Lila se acomodó, jugueteando con el cabello de Allison mientras observaba el dibujo.

La conversación en la sala continuaba, y Allison intentó enfocarse en lo que estaban diciendo.

—La cantidad de vibranio que robó tiene que ser algo grande.

—¿Qué pasa con Ultrón? —preguntó Steve, mirando a Nick con preocupación.

—Es fácil de rastrear. Está en todos lados —respondió Nick, soltando un suspiro cansado—. Se multiplica más rápido que un conejo católico. Eso no nos ayuda a predecir sus planes.

—¿Busca códigos de lanzamiento? —preguntó Tony, lanzando un dardo a la diana en la pared.

—Sí, eso es. Pero no avanza —asintió Nick, como si ya se lo esperara, mientras se preparaba un sándwich.

—En secundaria, violé la seguridad del Pentágono —comentó Tony sin mirarlos, mientras intentaba concentrarse en la diana.

—Por eso llamé a nuestros amigos de Nexo —dijo Nick sin apartar la vista de la comida.

—¿Nexo? —preguntó Allison, sorprendida.

—El centro mundial de internet en Oslo —explicó Bruce—. Por ahí pasan todos los datos del planeta. Es el acceso más rápido.

—¿Qué dijeron? —preguntó Clint, observando a Tony mientras ajustaba un dardo en la mano.

Tony se acercó a la pequeña diana para retirar los dardos que había lanzado antes.

—Está obsesionado con los misiles, pero cambian los códigos constantemente —respondió Nick con desánimo.

—¿Quién? —preguntó Tony, curioso.

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