Capítulo 8

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 Elisa estaba agotada, su aura verdosa se dividía en 7 y envolvía a los pacientes de las camillas curando sus heridas progresivamente mientras se movía con agilidad a través de la enorme enfermería. A pesar de la curación los heridos no dejaban de temblar, como si estuvieran teniendo pesadillas o miedo, esto preocupada a la médica que ponía paños frescos sobre la frente de cada uno de ellos y los cambiaba de forma consecutiva; sus rostros estaban pálidos con labios tintados de color morado, la pérdida de sangre se recuperaba poco a poco con el poder que se estaba ejerciendo en ellos y aun así no podían quedarse quietos. Algo dentro de ella se sentía incómoda por lo que pasaba, pero no lograba descubrir que era exactamente lo que ocurría.

Estaba en una amplia habitación tenía unos hermosos ventanales que daban al jardín de la mansión y por donde entraban los cálidos rayos del sol cuando era de día, las cortinas blancas estaban corridas para dejar pasar la luz de luna, algunas ventanas estaban abiertas lo que hacía que la zona estuviera ventilada y fresca; las camas con sábanas blancas con un verde suave parecían tan cómodas que hasta te daban ganas de lesionarte.

(N/a: si bueno... pasarán mucho tiempo ahí, digo ¿q?)

Todo estaba en paz (a excepción de los heridos, claro), los pájaros nocturnos cantaban hacia la oscuridad de la noche, algunos grillos hacían su característico sonido y en el jardín había luciérnagas que venían a pasearse entre las bien cuidadas plantas. Elisa estaba "tranquila" a pesar de su cansancio hasta que el ambiente fue roto por una patada en la puerta de entrada que se abrió violentamente por la que entró Noé y detrás de él, un robot cargando a la última persona del grupo de 8 intrusos.

(N/a: SOME...BODY ONCE TOLD ME THE WORLD IS GONNA ROLL ME XD)

(N/e: I AIN'T THE SHAPE TOOL IN THE SHED. Me debes una, enana)

Al momento de que aquella chica cruzó el umbral, los temblores que atormentaban a los pacientes comenzaron a desaparecer hasta que se perdieron por completo, quedando en paz.

‒ ¿Me vas a pagar extra por hacerme trabajar demasiado? ‒La médica estaba molesta y hastiada, pero por su voto no se daba el lujo de no tratar a esa chica que había despertado su curiosidad al haber calmado solo con su presencia a, lo que ella pensaba que eran, sus compañeros.

El robot dejó a Des sobre una de las camillas libres antes de retirarse.

‒ Claro... que no, ya te pago demasiado‒ Noé se burló y se agachó a recoger la puerta que había tirado para acomodarla de nuevo en el marco, después de eso caminó para ponerse a lado de Elisa, que comenzaba a curar a la nueva paciente.

‒Esto es explotación laboral, exijo mínimo cinco días de descanso en una hermosa y soleada playa‒ las heridas en el cuerpo de Des eran menos que las de sus amigos, así que se curó a una velocidad mayor.

‒Igual les hice un chequeo completo a todos esos‒ la de aura verdosa se movió hacia un escritorio en donde se encontraban unas tablas porta papeles en donde se encontraban los datos de salud y el estado del cuerpo de los 7 con lujo de detalles.

‒Bien, cuando termines ¿puedes darles algo de ropa decente? ‒ Noé estaba más interesado en la salud, mental, de la recién llegada que en la salud física de los demás. Elisa tomó un portapapeles nuevo que tenía unas hojas especiales preparadas para rellenar con las observaciones médicas.

Las heridas de Des ya habían terminado de curar sin dejar cicatrices junto con las de los demás, así que lo que los rodeaba desapareció lentamente. Los párpados de dos de ellos, Drei y Fünf, temblaron suavemente antes de abrirse despacio, mostrando los iris color morado intenso y naranja brillante con rojo respectivamente, pero de inmediato parpadearon ante la luz de los focos.

Esta (NO) es otra historia de mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora