Capítulo 19

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Arnold intentaba mantenerse sereno ante la situación mientras caminaba por un pasillo iluminado por la luz que se filtraba por las ventanas cubiertas por persianas semiabiertas, las paredes de color azul cerceta desgastado y pisos cubiertos vitropiso oscuro le parecían más asfixiantes que nunca, aun así, no dejó que los nervios se apoderaran de él. Se detuvo frente a una puerta de madera con una ventana cuyo cristal parecía estar empañado por dentro, dejando que solo se viera la silueta borrosa de algunas cosas. Justo a la altura de sus ojos había una pequeña placa con el nombre del que estaba ahí adentro: "Comisionado James"

Tocó y entró después de oír un 'pase' que venía de adentro. La oficina a donde pasó era un tanto rústica, muebles oscuros, paredes del mismo azul desgastado de afuera, pisos con algunas alfombras, un escritorio de pino pintado en donde descansaban montones y montones de papeles algo ordenados como para dejar un espacio en medio para que una computadora, un portarretratos, una lámpara pequeña y una papelera estuvieran ahí.

Sentado detrás de ese escritorio se encontraba un hombre en traje que, a pesar de que estaba algo desacomodado para darle comodidad a su portador, se veía decentemente bien. Aquel hombre despegó la vista de la libreta en la que parecía estar haciendo algunas notas importantes y miró a Arnold con severidad.

—Más vale que tengas...— empezó a decir con una voz cansada que luego se tornó agresiva— UNA GRAN EXPLICACIÓN SOBRE ESTE DESASTRE— con eso sacó unos periódicos de un cajón del escritorio y los estrelló con fuerza sobre los otros papeles, causando que algunos cayeran al suelo.

Arnold permaneció estoico ante eso, firme, sin sentarse en ninguna de las dos sillas disponibles para las personas que visitaban aquel lugar.

—Nuestra información no estaba completa— explicó con un tono neutro— tenían nuevos miembros en...— una pila de periódicos lanzados directamente a su cara hizo que se detuviera y después, también le fue lanzada una carpeta, la cual atrapó antes de que se desordenara todo el contenido.

—¿Te das una idea de como nos hiciste ver? — el pecho del comisionado subía y bajaba con rapidez a causa del enojo que estaba conteniendo— tres oficiales muertos, cinco heridos y no hablemos de las pérdidas materiales— cada una de sus palabras era como una bofetada para Arnold, recordándole su incompetencia al no ser capaz de atrapar a aquellos que realmente lo merecían.

—DETALLA TODO, Y POR TU BIEN, QUE SEA REALMENTE TODO— finalizó el comisionado.

Arnold asintió sin decir una palabra y respiró profundamente, haciendo memoria de lo que había pasado esa noche lo mejor que podía para contarlo de la forma más adecuada. Cuando tuvo las palabras correctas, abrió la boca y comenzó a hablar.

Noche del torneo territorial, aproximadamente a las 11 PM

—ALGUIEN NOS DELATÓ— Gritó Noé Meyer a la vez que las patrullas rodeaban los restos de aquel destrozado lugar, creando un circulo perfecto que bloqueaba cualquier salida posible sobre todo la principal.

— ¿NOS VENDISTE, RATA MEYER? —Brisa Tryco sonaba más furiosa que de costumbre y sujetaba con fuerza el cuerpo de su segunda al mando, Marle Tryco.

—Si esta fuera mi trampa, ya estarías acabada— contestó el Meyer con bastante tranquilidad mientras analizaba la situación en la que se encontraban.

Ambas familias se habían reunido alrededor de sus líderes a modo de protección. Arnold salió de su patrulla con un megáfono en la mano, los demás policías también bajaron de los autos e inmediatamente tomaron posiciones especificas mientras apuntaban con sus armas a los encerrados.

—SALGAN CON LAS MANOS EN ALTO. CUALQUIER ACTIVACIÓN DE HABILIDADES SE TOMARÁ COMO UN ACTO HOSTIL Y ABRIREMOS FUEGO A MATAR— dijo Arnold con seguridad e hizo algunas señas para que algunos policías avanzaran un poco.

Esta (NO) es otra historia de mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora