Capitulo 9

39 6 2
                                    


POV: Brisa Tryco

Admiraba lo brillante que se veía mi casino desde un palco con vidrios ahumados, una copa de vino espumoso descansaba en mi mano que lo agitaba para oxigenarlo.

Abajo, cientos de personas probaban su suerte en las máquinas o en las mesas, perdían, ganaban, eso daba igual. Me hacían rica.

Nudillos enguantados golpeando la puerta de donde estaba me hizo apartar la mirada del paisaje dorado de abajo.

‒Adelante‒

La puerta se abrió sin hacer ningún sonido, el pasillo que se veía era oscuro y de ella emergió un hombre alto, vestido de un saco verde oliva que reconocí de inmediato.

‒Jorge querido, ¿a qué debo tu visita? ‒ lo saludo con voz jovial mientras llevaba la copa a mis labios sin tomar un sorbo de la bebida.

‒ Tengo algunas nuevas adquisiciones, algunas bastante peculiares‒ su voz sonaba como el cascabel de una víbora, prometía ser bastante interesante.

‒Pero no quiero discutir un negocio tan delicado aquí... Déjame usar el Casino Royal‒.

La sonrisa que se empezaba a dibujar en mi rostro desapareció abruptamente, ¿El Casino Royal? Eso era demasiado, el casino principal era demasiado valioso, solo lo usaban las personas más ricas de todo el mundo y pocos tenían un acceso. Curioso, curioso y más curioso.

‒ Bueno...‒ bajé mi copa y la coloqué en una pequeña mesa delicadamente‒ Deberías darme mejores razones para dejarte entrar a MI preciado tesoro‒.

(n/a: me acordé de Doña Florinda escribiendo lo último. JAAJAJAJAJAJAJAJA)

(n/e: matas el ambiente, enana)

A diferencia de las otras sucursales que poseo, el Casino Royal fue un regalo de mi padre cuando tomé el mando de la familia Tryco.

Candelabros brillantes, pisos finos, pasillos con estatuas antiguas de mármol cincelado, exquisitas obras de arte, juegos más interesantes, salas privadas y bebidas de excelente calidad; eso es lo que es el Casino Royal, lo mejor de lo mejor.

‒Mmmmm...‒ lo miro con duda fingida‒ No lo sé. No estoy muy segura que los productos sean tan interesantes como dices‒ y tiré el cebo.

Pareció notarlo porque dudó en responderme durante unos segundos, debatiendo consigo mismo sobre si contarme o no. Decidí tomar de nuevo mi copa para darle un trago, la espera había secado mi garganta; el líquido burbujeante se deslizó dentro de mi boca dejando un sabor dulzón a su paso, de nuevo dejé la copa y le dediqué una sonrisa a medias a Jorge.

Escuché una risita proveniente de sus labios.

‒¿Sabes? Por algunos lares corre el rumor de que estás perdiendo terreno frente a tus 'competidores'‒ me tensé, ¿qué acababa de decir? ¿Yo, perdiendo terreno? Él pareció notar mi mal humor y de inmediato siguió hablando.

‒ Oh, querida. No te preocupes por eso, solo es un simple rumor sin importancia‒ esta vez era Jorge quien tenía una sonrisa en el rostro, era una serpiente astuta. Se acercó a mí, inclinándose para quedar a mi altura y susurró en mi oído.

‒ Me preocupé tanto por ti que preparé unos nuevos artículos especiales‒ una pequeña llama de curiosidad se encendía dentro de mí y se avivaba con cada palabra que soltaba‒ Te ofrezco armas excepcionales, como tú, siempre y cuando puedas permitirte el precio, claro‒ después de eso se enderezó.

Reflexioné un momento sobre sus palabras, si los 'artículos' eran especiales como yo eso significaba que... Oh, OH.

‒Estás diciendo que son ¿despertados? ‒Cuestioné solo para asegurarme. Su respuesta fue una corta carcajada.

Esta (NO) es otra historia de mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora