Capítulo 17

21 5 9
                                    

POV. Noé Meyer

Oh pequeña Brisa, sé que estás tan emocionada como yo en probar tus nuevos juguetes, lo que no sabes es que tu pequeña espía tiene las horas contadas, me gustaría ver tu cara cuando ella se derrumbe frente a ti, eso será muy divertido.

Trato de suprimir una sonrisa mientras activo mi comunicador.

—Leandro, manda a llamar a la psíquica en miniatura, necesito algo de información— ordeno.

—Va en camino— responde la voz cansada de Leandro y cortó comunicación.

Me levanté de mi silla y caminé hacia el gabinete de licores que estaba a unos pasos de distancia, gracias Noch por incluso ponerle refrigeración. Abrí la puertita a la vez que veía el reloj en mi muñeca, eran las 11:30 am, algo temprano pero el día lo requiere. Saqué una botella con un líquido ambarino, sobre el gabinete había un par de vasos de cristal así que tomé uno y eché en él la bebida, nada mejor que un bourbon por la mañana... Si Elisa se enterara me clavaría algunas agujas.

Regresé a mi escritorio con el vaso en mano y me senté mientras esperaba la llegada de Des.

—Esa enana es muy lenta en ocasiones, tal vez deba darle algo de motivación—

Encendí mi laptop y busqué los archivos de las posibles áreas para el evento de esta noche, una lista de desplegó con múltiples direcciones de áreas abandonadas, lugares perfectos y que a nadie le importaría si se destruyen.

Necesito un lugar amplio, así que descarté algunas opciones, las viejas ruinas posiblemente sirvan junto con ese viejo muro que se mantiene en pie, aunque cierta persona se podría molestar si lo utilizo. Me recliné en mi silla y tomé un trago del contenido del vaso.

—Supongo que tendré que usarlo de todas formas— escribí la información correcta en un documento semiformal y se lo envié a los Tryco, imprimí la dirección y doblé la hoja, dejándola en un pequeño portapapeles.

Una voz sonó en mi cabeza, parece que de nuevo se iba a negar a hablar con nosotros.

¿Puedo pasar? — Des aún no abría la puerta, por lo que solo se limitó a golpear suavemente la madera.

—Entra de una vez— dije alzando la voz mientras de nuevo le daba un trago a mi bebida. La vi abrir la puerta con lentitud y asomarse con algo de temor, pero aun así entró, a paso lento, y se detuvo a unos pasos del escritorio.

¿Me llamó? — se notaba su confusión, cómo si no esperara este acontecimiento.

—Si, debo saber dos cosas. Primero, la eficiencia de tus compañeros en batalla— mis palabras parecieron alertarla, aunque se contuvo e intentó ocultarlo, se notaba algo tensa.

¿Es algo lo suficientemente peligroso como para que salgan seriamente heridos?

—Ya que la médico no va a acompañarnos— Si, Elisa está totalmente en contra de esa batalla, pero detalles— es una gran posibilidad, incluso que mueran–

Se quedó pasmada por un instante, noté como sus puños se apretaban y como intentó esconderlo poniendo sus manos detrás de la espalda.

No creo que pierdan— incluso su voz mental titubeó un poco.

—Grandes palabras para alguien tan pequeña. Bien, entonces no intervendré en los combates— respondí con despreocupación, mientras levantaba el vaso y le daba un trago.

Su expresión facial pareció desconcertada, arrugó suavemente las cejas haciendo que una arruga apareciera en medio de ellas. Sonreí ante ello, era divertido sacar de balance a las personas que se preocupan demasiado por los demás, el exceso de empatía puede ser un arma de doble filo y, claramente, no iba a dejar pasar una oportunidad como esta.

Esta (NO) es otra historia de mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora