Capítulo 16

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Un Mustang Shelby GT500 color azul eléctrico metalizado con dos franjas blancas que recorrían desde el cofre del auto hasta el maletero se aproximaba a gran velocidad rumbo a una de las mansiones más grandes de la ciudad temprano por la mañana. Avanzó rápidamente por las calles semivacías de la ciudad hasta llegar a la zona en donde residían los Meyer, el dueño de aquel vehículo había sido llamado de emergencia, más bien urgencia, a ese lugar. Aún no podía sacar de su cabeza la rápida conversación que le había despertado a primera hora de la mañana, el tono de su celular había sonado demasiado fuerte para su gusto y había perturbado su sueño; despertar para luego escuchar la voz de posiblemente la persona más rica de la zona es terriblemente desagradable.

(N/a: lo que yo daría por eso. Una desgracia esa persona, una bendición para mi (nosecrean, me habla y me mudo de planeta del miedo))

La velocidad del automóvil se redujo cuando se sintió que estaba en la mira de un rifle de alto calibre hasta detenerse frente al portón principal de la casa, en donde fue interceptado por dos guardias de seguridad que tenían la intención de comprobar su identidad entes de dejarlo pasar. Uno de los guardias se acercó a la ventana del lado del piloto y dio dos golpecitos con los nudillos de la mano derecha para que el conductor bajara la ventanilla cosa que hizo con un sonido mecánico y lento.

—Identificación y motivo de la visita— Habló el mismo guardia mientras que el otro parecía escoltarlo.

—Jorge— respondió con simpleza y un toque de gracia— Tu jefe me espera así que deberías abrir la puerta rápidamente— una sonrisa se posó en su rostro, le resultaba divertido molestar a los guardias y también le ayudaba a bajar el estrés que había sentido desde que se puso en camino.

Ambos guardias se retiraron momentáneamente y hablaron a través de un intercomunicador para confirmar las palabras de aquel hombre que solo movía una de sus piernas como si tuviera un TIC. Después de que los hombres se aseguraron de que todo estaba en orden, hicieron una seña al aire que hizo que el mecanismo del portón se activara y se abriera de par en par. A Jorge siempre le había parecido interesante aquel lugar con sus jardines amplios, perfectamente cuidados y pulcros con una simetría impecable que invita a los demás a pasar, pero al cruzar te das cuenta que lo único que te espera es un infierno en vida del cual agradecerás escapar si es que lo logras.

Después de entrar y estacionar el bonito deportivo a un costado de la entrada principal, Jorge se bajó y caminó hacia la puerta la cual fue abierta sin oportunidad de que fuera tocada. La persona que abrió la puerta era alguien que aquel hombre no conocía, una 'pequeña niña' de cabello naranja suave como el atardecer con ojos color durazno, piel algo pálida para su gusto, pero saludable, parecía estar en forma y está vestida con un traje similar al uniforme de una sirvienta, pero más moderno. La niña se hizo a un lado para permitir que el hombre entrara, Jorge le sonrió en un gesto amable, pero esta simplemente le pasa a un lado y se detiene unos seis pasos más adelante esperando que Jorge la siga, aunque este no parezca entender del todo por la poca, por no decir nula, comunicación que se da.

—¿Dónde está tu jefe?— preguntó Jorge. —O al menos alguien que si hable— pensó y lo único que recibió fue una mala cara por parte de la pequeña. Le parecía algo extraño e intentó ignorarlo a pesar de la curiosidad que brotaba dentro de él, parecía algo jugoso para su instinto de vendedor/subastador. Quería ver si lograba sacarle alguna respuesta a la niña, pero unos pasos cortaron toda su intención.

— Ni lo intentes, ella no habla con extraños— Jos apareció, su porte era más relajado que cualquiera de los de su familia, o al menos de los que tenían edades similares. Medía aproximadamente 1.75, cabello largo y lacio negro azabache, vestía unos pantalones cómodos café claro y un suéter ligero de un tono azul pastel. —Des, ve a avisarle al jefe que llegó la serpiente. Yo lo guiaré—. Dada esa orden, la mencionada se retiró.

Esta (NO) es otra historia de mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora