CAPITULO VEINTITRÉS

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Desde que somos niños crecemos con el "mounstro imaginario "en el armario , con el miedo que viniera por las noches y nos asustara, mi mounstro tristemente no era imaginario , mi mounstro tenía carne propia, tenía pelo negro, ojos color marrón , piel morena y una sonrisa que lo hacía ver a simple vista como una persona buena y tranquila cuando en realidad era una pesadilla en vida, mi pesadilla.

El día anterior me quedé encerrada en mi cuarto, menos cuando mamá volvió con bingo(se lo había llevado para que no molestara en la fiesta) y me hizo bajar de mi cuarto para platicar sobre la fiesta. Trate de disimular lo mejor que pude, con contarle que fue increíble y fue una gran fiesta basto para verla sonriendo de oreja a oreja. Se dirigió a la cocina después de la plática y yo me quede ahí mismo parada, siguiéndola con la mirada pero enseguida la aparte. No miraba la cocina igual, la miraba diferente, la miraba gris. En realidad, todo lo veía gris...

Pasaron los días y yo debía seguir asistiendo a clases, no habían pesadillas ya que conciliar el sueño era complicado, casi imposible.

-¿Por que no contestabas los mensajes Kar?-la pregunta quedo al aire.

Cris agitó la mano frente a mi cara para que le prestara atención y lo consiguió, la mire fijamente.

-Tierra llamando a Karni-alargó mi nombre al final.

-¿Que pasa?-respondí con otra pregunta.

Cris parecía feliz al notar que ya había conseguido toda mi atención y se recargó en la silla de la cafetería.

-¿Por que no contestabas los mensajes?-repitió la pregunta.

-No había encontrado mi teléfono después de la fiesta y lo encontré esta mañana tirado por mi habitación- me excuse con la excusa menos lógica y tonta pero por su cara parecía que me había creído.

Mentí, claro que mentí, tenía que parecer como si todo siguiera igual que siempre aún que no lo estaba¿Como decirle lo qué pasó? No podía ¿Como me miraría? o aún peor ¿Que pensaría de mi?

-¿Estás bien?- su pregunta me aterro, es como si hubiera leído mis pensamientos.

Sonreí con la sonrisa más falsa que pude poner y asentí. Sonrisa que ocultaba una horrible historia.

-Claro que lo estoy Cris-ella sonrió en respuesta.

Si tan solo hubiera notado las ojeras que no intenté siquiera tapar con algo de maquillaje, si hubiera observado como movía el pie bajo la mesa con nerviosismo. Tal vez hubiera insistido o tal vez no.

Estaba destrozada y triste pero como no vio ni una sola lágrima caer por mi mejilla no se dio cuenta.

Ella empezó a contarme del chico que había conocido en mi fiesta de cumpleaños, en lo guapo que era, en lo simpático que era y mil cosas más. La miraba como si le prestara atención pero en realidad mi cabeza estaba en todos lados menos en la plática que estábamos teniendo en ese momento o mejor dicho en lo que me estaba contando.

-Y entonces hemos estado hablando y creo que me gusta-finalizó sonriendo como una niña pequeña, tan ilusionada.

Simplemente asentí lentamente , volteó los ojos.

-No me estás escuchando-acusó mientras se cruzaba de brazos pegándolos a su pecho.

-Claro que si, si te gusta inténtalo-iba a continuar pero Sab apareció en ese momento y nos dijo que ya teníamos que ir a clases.

Nos encaminamos a nuestro salón, ellas iban tranquilas pero yo...yo iba aterrada, no quería verlo, tenerlo cerca. Mis manos empezaron a temblar ligeramente y mi respiración se entrecortaba. Faltaban sólo unos pasos para llegar al salón y cuando puse un pie dentro mire a todos lados. El no estaba, cerré los ojos tratando de calmarme y me dirigí a mi asiento.

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