MI PRIMER MOVIMIENTO (3)

421 53 0
                                    

Las horas habían avanzado y con eso la madrugada llegó a la ciudad, en especial en aquel cuartel de policía. Dónde solo había uno que otro guardia en turno en espera de alguna alarma y mover al cuerpo policiaco para la acción.

Pero de pronto las luces se apagaron y con eso los pocos que habían en el edificio se pusieron en alerta, desgraciadamente fueron solo segundos para que cayeran al suelo inconscientes.

El jefe del departamento no dudo en sacar su arma de su cajón del escritorio y se agachó en espera de alguna señal del enemigo.

Pero solo el resonar de unos tacones era lo que se escuchaba, después la puerta al ser abierta. Tragó saliva con dificultad al no saber ni cuántos eran o que hacían ahí o en el peor de los casos que buscaban.

Su tensión creció más cuando esos pasos sonaron más cerca y de pronto ya no, avisando que se habían detenido. Intento no perder los estribos y con todo lo que había aprendido en las calles cuando le había tocado patrullar, era el momento de demostrarlo.

Lastimosamente solo lo pensó porque cuando estaba por levantarse y disparar, una navaja se puso en su garganta, siendole imposible siquiera moverse un centímetro.

No podía creer que no sintió la presencia de esa persona ni siquiera la oyó respirar. Quería ver quién era pero la oscuridad y la navaja en su garganta le era imposible moverse.

- Al fin tengo el gusto de conocerlo señor Tokoyami - el mencionado supo que el sonido de los tacones era muy diferente a la persona que tenía detrás de él. Por eso intento calmarse, dejo la pistola a un lado de él como se le pidió y se levantó con cuidado sin dejar de tener esa arma apretando su cuello por si hacía alguna estupidez.

- Quien eres y que quieres - dijo sin rodeos al mirar hacia donde se suponía la mujer estaba pero la oscuridad evitaba que viera quien era.

- Lo de saber quién soy no importa, lo que quiero si. Se que usted y casi todo su cuartel de policías están unidos con algunas mafias de por aquí -.

-¡NO DIGA ESTUPIDECES, NOSOTROS SOMOS LA LEY Y..... Tokoyami no pudo seguir gritando al sentir como el cuchillo rompía una capa de su piel y está empezaba a sangrar.

- Como le decía, se que con una orden suya la carga de algunos clanes pasa desapercibida en los retenes - la mujer continuo hablando como si jamás hubiera sido interrumpida - así que eso es lo que quiero, usted me dirá los lugares donde esa mercancía pasa, cuando y a qué hora y yo prometo ser buena con usted -.

Tokoyami no podía creer lo que acababa de escuchar, ¿Dar información tan peligrosa a quien sabe quién?

- Usted está loca, si hago algo de lo que dice yo no amanezco mañana -. Su respuesta hizo a la mujer reír con gracia y elegancia.

- Creo que no me entendió, yo no sé lo estoy pidiendo, se lo exijo -. Tokoyami estaba por gritar mil improperios sobre estupideces pero todo eso murió en su garganta cuando vio aquella pantalla que transmitía en infrarrojo, aquella que la tenía sujeta el mismo ser que le puso un cuchillo en el cuello. - Su esposa realmente se ve linda durmiendo, sería una pena que reciba múltiples puñaladas y no vea el amanecer ni ella ni su hija -.

El pobre hombre no podía creer lo que estaba pasando, además se sentía impotente porque no podía defenderse de aquel sujeto que seguía apretando el cuchillo en su cuello ni podía siquiera ver a la mujer que tenía frente a él.

Al parecer el estar siempre detrás de una pantalla de computadora le había jodido tanto la vista que sin luz no podía percibir nada que no fuera unas manchas negras en la oscuridad, vaya ironía.

- Si hago lo que usted me pide, yo seré hombre muerto -.

Una risa burlona escapó de la mujer antes de que está empezará a caminar hacia la puerta de aquella oficina.

- Entonces no me sirve...Matalos - cuando la mujer dió la orden, Tokoyami no dudo en gritar un espere por favor.

- Esta bien yo le diré todo lo que me pida saber, pero por favor no me haga daño ni a mí familia -. La mujer sonrió aún cuando su sonrisa no se vio por la oscuridad. Ella sabía que la voluntad de cualquier persona caía y se hacía pedazos si se amenazaba a los seres queridos.

- Bien dicho Tokoyami, bien dicho - con eso la mujer abrió la puerta de la oficina y salió mientras el sonido de sus tacones inundaba el silencioso lugar.

- Mañana llegará un nuevo miembro a su grupo policiaco, a él le informará todo lo que le pida, si intenta traicionarnos - El pobre hombre sudo frío cuando escucho aquella voz fría y distorsionada - la cabeza de su hija y esposa estarán colgadas en el puente principal de la ciudad. ¿Quedó claro? -.

Cuando el enmascarado vio que el policía asintió con la cabeza como pudo, retiro despacio la navaja y retrocedió.

Después un fuerte viento inundó la oficina, fue cuando el azabache giro la cabeza y vio que las ventanas estaban abiertas, corrió para ver hacia afuera.

Grande fue su sorpresa al notar a un encapuchado caminar por el callejón como si nada. Pero eso no era lo impresionante sino el echo de que estaban en el 8vo piso. Entonces la pregunta era, ¿Cómo había llegado hasta allá sin romperse una pierna de por medio?.

Pero la pregunta solo se quedó en su mente al sentir de nuevo la luz sobre de él. Se dejó caer a su silla con rudeza antes de frotar sus manos con fuerza sobre su cara.

- Vaya lío en la que me eh metido - susurro con pavor al ver que tendría que mover muy bien sus piezas para darle a esa mujer lo que quería y sobre todo no ser cachado por los otros clanes sobre sus fugaz de información.

CORAZÓN DE HIELO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora