CHIVO EXPIATORIO

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Los rayos del sol habían llegado a la estación de policía, dónde los uniformados empezaban ya a llegar y hacer lo que mejor hacen.

Pero en ese momento lo único que Tokoyami deseaba era un poco de café súper cargado sin azúcar, realmente anhelaba uno.

El pasar toda la noche sin dormir lo tenía con un humor de perros, además de que su expresión indiferente ahora daba miedo.

Pero como dicen, al mal tiempo darle prisa. Se levanto mientras sentia su cuerpo pesado y camino a la salida de su oficina.

— Reúne a todo el equipo en la sala de juntas — la secretaria no dudo en asentir al ver a su jefe caminar a dicho lugar, así que se apuro a llamar a todos los del equipo.

Quienes fueron pocos porque aún no llegaban todos, Tokoyami solo tomaba su tan ansiado café con un poco de licor, quizás eso lo ayudaría a no desmayarse del cansancio mental en el que estaba.

El silencio en aquel lugar se prolongó por unos 20 minutos, lo que tardo en que todos estuvieran ya presentes.

— Buenos días chicos — los uniformados no dudaron en responder el saludo a su superior, la verdad cuando se juntaban en ese lugar era porque algo realmente grueso había pasado o iba a pasar. — La verdad yo no soy alguien que se anda con rodeos, voy al grano y ya pero está vez es diferente — Tokoyami al tener la atenta mirada de todos sus trabajadores solo pudo continuar — eh estado teniendo juntas en estos últimos días con mis superiores. Al parecer se filtro información de que nosotros estamos ayudando a los clanes a distribuir su mercancía o aceptando sobornos para dejarlos pasar con esta —.

—¡ESO NO PUEDE SER! — grito un joven de cabello castaño al pararse de su lugar y azotar las manos sobre la mesa al escuchar tal "difamación" dejando a Tokoyami más cansado que antes.

— No grites — con esa respuesta el policía se disculpo quedamente para luego volver a sentarse. — No sé cómo es que eso llegó a oídos de mis superiores, pero para no levantar sospechas acepte que ellos mandaran a uno de los suyos para revisar todo y observar el lugar —.

Con tal confesión hizo que ahora sí los policías se pusieran azules pero de la cara al ver que si ese metiche se metía demasiado, encontraría cosas que por el bien de todos no debían salir a la luz.

— Señor, porque no se negó. Si son solo chismes de pasillo usted podría haber refutado esto —.

— Por eso mismo fue que acepte, ellos hubieran visto extraño el echo de que si son solo chismes me niegue a dejar que alguien venga a observar y buscar algo que se "supone" no existe —. Todos al entender eso solo se quedaron viendo al suelo con impotencia — Por eso los junte hoy aquí, deben tener demasiado cuidado con lo que hacen o dicen. Él aquí será los ojos del equipo Anti narcótico, mucho cuidado. Además si movemos bien las piezas, podemos incluso salir beneficiados sobre quién está siendo soplón aquí —.

Aunque el mismo Tokoyami lo dijo la verdad ni él mismo se la creía, porque sabía que su vida y la de su familia pendía de un hilo. Pero si salía otro chivo expiatorio que realmente trabajaba para alguien más, no dudaría en lanzarlo a la hoguera si con eso salvaba su propio pellejo.

Pero de pronto la puerta fue tocada dos veces, logrando que todos los presentes se pusieran rígidos y hasta el mismo Tokoyami se tenso.

— Adelante — soltó con la mejor voz que le pudo salir, fue cuando la puerta se abrió y de ahí se asomo una cabeza rubia.

— Buen día señor, lo buscan — fue lo único que pudo decir la secretaria al sentir lo tenso del lugar.

— Que pase — fue lo siguiente que se dijo, lo que hizo que los policías se sentarán bien y se tranquilizaran.

La secretaria se hizo a un lado y con la mano invito a pasar al recién llegado, quien dió un leve gracias antes de entrar.

Cuando todos vieron a ese hombre alto de casi dos metros, cabello azul y pulcramente bien peinado, los lentes negros con corte cuadrado y su traje azul marino con camisa blanca, hizo que no hubiera duda de que en verdad venía del departamento anti narcóticos.

— Buenos días mi nombre es Iida Tenya y estaré bajo su cuidado por un tiempo — la reverencia bien echa y la voz grave que tenía hizo que más de un policía tragaran saliva con dificultad. Realmente estar bajo la mirada de ese hombre era peligroso.

— Bienvenido al departamento de policía, este es el equipo que trabajará bajo tus órdenes. Cualquier cosa que necesites pregúntales o si quieres también a mí —. Iida escaneo rápidamente a todos los presentes antes de mirar a Tokoyami y asentir. — Bueno, entonces sígueme, te enseñaré tu lugar de trabajo —.

Con eso ambos salieron, quedando solo los policías quienes se miraban entre si y soltaban una que otra maldición.

Tokoyami a pesar de mostrar serenidad, por dentro estaba que se moría de nervios. Cuando ese enmascarado dijo que alguien llegaría al día siguiente, pensó que sería un tipo con pinta de malo y todo eso, pero jamás pensó que alguien con tan buen porte estuviera bajo el mando de ese sujeto. Incluso él mismo se tragó su mentira sobre lo de Anti narcótico.

— Tu oficina es aquí — Iida vio que el lugar no estaba nada mal, pero él no necesitaba eso. Su trabajo era hacer otra cosa, así que camino hasta donde estaban unos pequeños cubículos.

— Deseo uno de estos — Tokoyami se quedó sorprendido al no esperar tal cosa pero al ver que tenía uno que otro libre, asintió.

— Los vacíos están disponibles, toma el que gustes — no tuvieron que repetirlo dos veces, el atractivo joven encontró uno que estaba casi en medio de todos, con acceso fácil al baño y rápido a la puerta de emergencia. Se sentó con elegancia, puso su portafolios en la mesa y se dispuso a colocar dos libretas en medio, saco un montón de lapiceros de colores y los puso en un porta lápiz que ahí había.

Tokoyami se despidió para dejar a Iida instalarse con tranquilidad, obteniendo un gracias. Vaya mierda en la que se había metido, pensó con frustración.
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