CAPÍTULO CUATRO

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20/02/18

THOMAS

Diecisiete años.

La noche me consume en total soledad, mi madre nunca está en casa y mi padre simplemente... desapareció hace bastante tiempo de nuestras vidas por problemas entre él y mamá. No me impresiona para nada pasar un cumpleaños así, no me duele, así como tampoco me duele el no haber ido a la fiesta de mierda que había planeado San.

Pero lo que sí me duele y me tiene con un vacío en el pecho es que Lily se haya enojado tan feo conmigo por ser sincero, por decirle sus verdades, aun cuando sabía que le iban a doler.

Porque necesito que entienda que nada es como ella piensa...

Que estamos en el mundo real y que en él sufres.

No me considero estúpido por haberla defendido ni mucho menos, me siento bien a pesar de lo que pasó después, porque en mi vida dejaría que la humillaran sin darle algo a cambio a la persona que lo hizo y la prueba viviente ahora es San.

Creyéndose tan hombrecito por estar con su manada de estúpidos que son iguales a él.

Y ni hablar de cómo me sentí cuando dijo que se reía de Lily con ellos cuando yo no estaba, la sangre me hervía, los músculos se me tensaron y hasta vi mis venas marcarse como nunca antes.

El guardarme el puñetazo que quería darle en la cara fue lo peor de la situación, pero sé que en un momento de mi vida se lo voy a dar para ver si reacciona, porque no es más que un adolescente estúpido que anda en su mundo de "hago lo que me da la gana" pensando que no daña a nadie en el proceso.

«Si tan sólo llega a dañar a Lily...»

Porque no, todavía no la daña, sé que todavía no. Lily sólo es una persona que siente mucho y esa es la prueba viviente de que no la han dañado.

Porque cuando te dañan no sientes, no expresas, no te importan los demás y no te importa hacer lo que a ti te hicieron.

Y Lily siente, Lily expresa, a Lily le importan los demás y le importa no hacer cosas que hieran a los demás. Ella es inocente y frágil en este mundo perverso y duro lleno de mierda.

Me tomo un trago de mi cola mientras escucho abren la puerta de casa mostrándome la imagen de mi madre totalmente ebria apocada de vómito, tiene un hombre atrás abrazándola de la cintura riéndose con malicia mientras mete su cara en el cuello de mamá inhalando su aroma. Veo como le sube la falda que trae puesta y el escote de su blusa casi hace que se le salgan las...

—Hijito, feliz cumpleaños—me dice en su máximo punto de ebriedad—te amo, eres lo mejor que me ha pasado.

Asiento con la cabeza con una sonrisa falsa mientras me levanto y salgo de casa empezando a caminar por la acera mirando al suelo, el viento me pega en la cara haciendo que mi cabello se vaya hacia atrás.

Levanto mi vista viendo directamente al cielo que hoy está estrellado mostrándome la luna llena que ilumina la noche acompañado de las estrellas, el viento mueve las pocas nubes que hay y lo veo tan detalladamente que no me percato cuando choco contra alguien.

No hace falta que levante mi mirada ya que soy más alto que la persona que me da su más mala cara, pasa por mi lado y ni siquiera me disculpo ni me siento intimidado, simplemente sigo caminando hasta que llego a mi destino.

El gran mirador que da vista a toda la ciudad, mostrándome la luna al frente de mí, a esta hora no hay nadie y es por eso mismo que prefiero venir a esta hora y eso me lleva a recordar que;

¿CÓMO APRENDÍ A VOLAR? Libro 1. ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora