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Un ruido retumbó del pecho de Hyunjin ante su provocación de "ven acá", pero Seungmin no pudo esperar más. Quería que Hyunjin hundiera su gruesa polla dentro de él ahora. Ambos necesitaban esto y Seungmin lo sabía.
Además, que sus cuerpos se unieran no era una distracción, o un medio para un fin. Podría conducir a algo especial y Seungmin lo sabía.
—Mierda, —murmuró Hyunjin por lo bajo y separó las piernas de Seungmin. Él gimió cuando Hyunjin empujó un dedo dentro de él. Seungmin sabía lo que Hyunjin encontraría: él, mojado y preparado. —Esto es tan jodidamente caliente, y Seungmin, eres tan jodidamente perfecto.
Seungmin se sonrojó mucho. Hyunjin agregó un segundo dígito dentro de su agujero y comenzó a hacer movimientos de torsión. Cuando Hyunjin curvó sus dos dedos, Seungmin jadeó, con los ojos muy abiertos. Sus experiencias sexuales se habían limitado a Minho, y ese bastardo no se molestó en hacer preparaciones como Hyunjin.
Seungmin le suplicó en silencio a Hyunjin que lo ayudara a olvidarse de Minho, para reemplazar esos recuerdos contaminados con otros mejores. Se suponía que el sexo se sentiría bien y cambiaría el juego, y Hyunjin estaba a punto de afirmar esa creencia.
Hyunjin rozó su próstata nuevamente, haciéndolo retorcerse.
—¿Realmente puedes caber dentro de mí? —Seungmin se encontró susurrando.
—¿Por qué, Omega, ya cambiaste de opinión?
—No hay manera en el infierno. Es solo que eres tan grande.
Hyunjin se rio entre dientes.
—Esas palabras pueden ir directamente al corazón de un hombre. No te preocupes, mascota. Podrás tomarme. Iré despacio.
Hyunjin volvió a colocar sus dedos y Seungmin sintió que Hyunjin colocaba la mojada cabeza de su polla contra la arrugada entrada de Seungmin. Soltó un jadeo de frustración cuando Hyunjin bromeó y se frotó en su agujero por un par de segundos.
—Hyunjin —Seungmin se quejó.
Eso hizo que el lobo dominante se moviera. Hyunjin empujó un par de pulgadas dentro de él. Al necesitar algo a lo que aferrarse, Seungmin agarró la tela del asiento del automóvil. Le dolía, pero Hyunjin no se estrelló contra él. Como lo prometió, Hyunjin lo tomó lenta y firmemente.
—Mierda, Seungmin. Eres tan apretado. Respira para mí, cariño. Voy a hacerte volar pronto, —prometió Hyunjin, pasando la palma por la curva del trasero de Seungmin.
Él obedeció, el pecho subía y bajaba. Una vez que la gruesa carne pasó por el grueso anillo de músculos, fue más fácil, y Hyunjin finalmente se enfundó hasta las bolas profundamente dentro de él.
Durante un par de segundos, Seungmin no pudo respirar. Hyunjin era tan grande que lo estiraba por completo y lo marcaba por dentro. La dura pared muscular del pecho y los abdominales de Hyunjin cubrían su espalda, y el tono de Hyunjin era afectuoso mientras susurraba.
